sábado, 25 de julio de 2015

Television (1975)

Tras los demos que Television graba bajo la supervisión de Brian Eno durante 1974, la relación entre quienes conformaban el grupo empieza a hacerse un poco mas tirante. Específicamente entre Tom Verlaine, Billy Ficca y Richard Lloyd, por un lado, y Richard Hell, por el otro. Si bien Verlaine y Hell eran amigos desde hacía años y fueron quienes iniciaron los Neon Boys en 1972, ambos estaban intentando darle rumbos diferentes al grupo. Mientras Tom, Billy y Lloyd apuntaban a enriquecer musicalmente al grupo -casi como una banda de garage progresivo sustentada en las guitarras-, el bajista y poeta no veía muchos límites entre su poesía nihilista y su modo de vida de entonces, a veces trasladada al escenario. Eran años de experimentación con disitintas drogas para muchos de los personajes del under neoyorquino y Hell no era la excepción. Pero esa actitud escénica chocaba con el ego de Verlaine, quien creía que quitaba protagonismo a sus complejas pero desgarradas composiciones. Así, primero, comenzó por pedirle a Richard Hell que deje de saltar en el escenario mientras tocaban. Y luego, directamente, eliminó del la lista de temas en vivo las canciones escritas por el bajista.
Al poco tiempo, Richard Hell fue "invitado" a abadonar Television y se embarcaría en otro proyecto con otros músicos exiliados de su banda original, The Heartbrakers, junto a Johnny Thunders y Jerry Nolan. Dos ex New York Dolls. Hell
quedó como el único heroinómano y alcohólico del grupo, cuando Lloyd y Ork también erana fectos a esos vicios. Se tratab sin dudas de una cuestión competitiva entre dos viejos compañeros de ruta.
 Precisamente quien ofició de manager de los Dolls en los días que precedieron su naufragio, el británico Malcolm McClaren, fue uno de los que vio en el estilo de Hell potencial para una de sus futuras criaturas: Los Sex Pistols.
De las creaciones originales de Richard Hell en Television -luego más conocida con su banda The Voidoids- queda esta canción, que habla mucho antes de la masividad del punk, de su pertenencia a una generación vacía, donde encontramos ecos de sus lecturas beatniks.


 

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