Ya hemos hecho hincapié en más de una ocasión
en la importancia del Estado de Ohio dentro del mapa musical estadounidense de
los 70, especialmente en la cartografía que nos guía en el complejo territorio
de la música punk. Desde comienzos de la década han desfilado bandas diversas
oriundas de dos polos industriales como Akron y Cleveland. Podemos citar a The Mirrors, Electric Eels, Devo o Rocket From the
Tombs.
Ésta última agrupación, lo dijimos en su
momento, sería el germen de dos bandas interesantes para analizar el fenómeno
de la música punk estadounidense. Una serían los Dead Boys, tal vez más
familiares estéticamente al arquetipo punk. La otra Per Ubu,
conjunto inclasificable cuyo auge coincide con el del punk pero cuya obra se
suele ubicar en la new wave o el post punk.
Hacia 1975, Cleveland ya no era la fuente del
acero de los autos de Michigan. La crisis del petróleo golpeó por todos lados.
La imagen de una ciudad semi-industrial, ahora, había convertido algunos
sectores de la ciudad en un pueblo casi fantasma. La nostalgia por los años
dorados creo una nueva bohemia que se agregó a que muchos espacios abandonados
sean tomados como lugares de ensayos o de conciertos comunales para fugaces
bandas de rock locales. Como se mencionó, de los restos de Rocket from the
Tombs, nace Pere Ubu. Sus primeros recitales los dan en The Pirate’s Cove, un bar
de motoqueros ubicado junto al Río, donde desfilaban las barcazas con restos de
minerales, con las pocas chimeneas que quedaban de fondo, escupiendo humo. Para
los integrantes del grupó aquel paisaje era magnifico, practicamente como “ir al museo a
ver arte, o algo así”.
Los miembros originales de Pere Ubu eran los
el ex guitarrista y el ex cantante de Rocket from the Peter Laughner y David
Thomas, respectivamente, más el bajista Tony Maimone, el baterista Scott Krauss
y en los sintetizadores Allen Ravenstine. Éste último, gracias a un buena suma
de dinero obtenida de su fideicomiso, invirtió en la compra de un viejo
edificio llamado The Plaza en el centro de Cleveland, cuyas habitaciones
alquiló a bajo costo a sus compañeros de grupo.
Su otra inversión fue un sintetizador EML 200, a cuyo aprendizaje en el
manejo dedicó dos años. La búsqueda apuntaba a separarse al sonido de los
sitetizadores de las bandas progresivas, que apuntaban más al reemplazo de una
orquesta, sino a la creación de ruidos inconexos pero familiares, como los que
se escuchan por la tarde en cualquier ciudad industrial. A este detalle había
que sumarle la extraña voz chillona de Thomas y las guitarras de Herman,
sostenidos en las melodías del bajo de Maimone. Su música estaba mas cerca de
la experimentación progresiva que de la rabia punk, a la que nunca vieron como
un vehículo político o de negatividad. Desde el principio, se aceptaron como
hijos de la clase media y de la formación universitaria, cuyas herramientas
trataron de poner en juego para no repetirse. Sin embargo, quienes mejor los
recibieron en sus primeros días, fueron esa camada de chicxs inconformes que
abrazron el punk en sus primeras horas. De las primeras grabaciones de Pere
Ubu, aún con Laughner en la formación, se haya "Heart of Darkness"
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