jueves, 30 de julio de 2015

Blondie (1976) I

Parte del punk rock estadounidense, que tomará impulso a partir de la segunda mitad de esa misma década, retomó y adaptó sin demasiadas credenciales previas, varias de esas corrientes precedentes tales como el Bubblegum rock, el surf Rock, el garage, la psicodelia, los grupos vocales de chicas que, en algún punto, lo conecta con la energía del contemporáneo power pop.
Esa mezcla de nostalgia e impericia musical, de furia y experimentación, que parecía no tener puntos de conexión pero coincidía en los mismo reductos, se aglutinó bajo el genérico título de escena punk, sobre todo en New York, donde una revista así llamada y de tirada discontinua, mucho había cooperado para que esto sea así. A su vez, las compañías discográficas -grandes y chicas- recurrían al eufemismo de New Wave, para no usar el peyorativo Punk, que temían resulte demasiado chocante a lxs padres de sus púberes clientes. Pero esto no hizo más que ahondar las grietas estilísticas entre aquellos grupos que pocos meses atrás parecían formar parte de lo mismo. Bandas como Blondie, por ejemplo, nunca se llamaron a sí mismo "Punks". Aunque tampoco negaron haber estado "allí", cuando todo emepzó a supurar.
Bandas como Blondie, también, fueron de las primeras en retormar explícitamente, gran parte de las características de estos subgéneros musicales fáciles de tararear, populares en la década anterior. La distinción era que los entremezclaban con una visión paródica, casi de historieta, de ciertos lugares comunes de la vida urbana, aspecto repetido en varios integrantes de esa nueva ola.
Debbie Harry no la iba de poeta. Pero tampoco era una nena de mamá. Pasó del folk a fines de los 60, a ser conejita de Palybloy, a tocar fondo con las drogas duras a resurgir con el rock tras ver en vivo a los New York Dolls. Blondie era un perfecto resumen punk de aquella música pegadiza, consumida en las radios de los años 60 en EE.UU. Y que en gran parte terminó siendo asociado como arquetipo de esa etiqueta funcional a los sellos y que mutó en un estilo más digerible que el desprolijo y minimal punk rock: New Wave.
El puntapié lo dieron entre agosto y septiembre de 1976, cuando la ya mencionada Debborah Ann Harry en la voz, Chris Stein y Gary Valentine en guitarras y bajo, James Destri en teclados y Clement Burke en batería, ingresan a los Plaza Sound Studios de New York a grabar los temas que formarían parte de su primer disco, el cual se editaría a través del sello Private Stock Records. Fue ese primer álbum homónimo, lanzado en diciembre, el que sentó bases de las particularidades musicales de la New Wave. Casi una fórmula muchas veces repetida.
El disco no tuvo el alcance deseado por la banda, quizás a partir de una floja tarea de promoción por parte del sello. Las ventas lo reflejaron y algunas críticas de los medios alternativos y no tanto, no fueron del todo complacientes. Para muchxs, Debbie no resalta en este debut y la banda quiere abarcar demasiados géneros, aunque no de una forma demasiado pulida. Pero Blondie no era por entonces un grupo prolijo y para fiestas de graduación, aunque coquetearan con ello. Se lanzaban al ruedo, guiñándoles el ojo a aquellos hérores pop de su adolescencia con la irreverencia de los años punk. "Kung Fu Girl", tildada por algunos como una fallida incursión en el hard rock, no es más que una muestra de punk rock, que ocupa el penúltimo lugar en el tracklist de este imprescindible álbum.


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