sábado, 25 de julio de 2015

Talking Heads (1975)

Los primeros años del fenómeno punk, estuvieron signados por diferentes tipos de tensiones, relacionados casi siempre a lo difícil de encorsetarlo en un único origen o modo expresivo. La procedencia de quienes –forzosa o voluntariamente- se veían incluido dentro de ese vago terreno llamado punk no fue la excepción.
Entre 1975 y 1979, tanto en EE.UU. como en Gran Bretaña, si se tenía una formación académica o si se provenía de la tradición callejera o proletaria, parecían ser razones definitivas para etiquetar a determinado artista o grupo punk. Según quien lo hiciera, esto podía ser usado como mérito o para descalificar. La cosa es que muchxs compartían ambas cosas y es allí donde el punk aparecía, a la hora de desubicar cualquier tipo de presuposición.
Sin embargo, sí hubo grupos cuya formación estuvo más cerca de las aulas de las escuelas de arte que de los callejones sucios de cualquier conglomerado urbano. Aunque para muchos prejuciosxs esto significaba privilegio y esnobismo, estxs alumnxs poco aplicadxs supieron emplear parte de su conocimiento para eludir por un tiempo, cierto “arte” previsible, incluida la música.
No todxs se consideraron punks. De hecho, éste grupo al cual haremos referencia nunca se llamó a si mismo de ese modo y a decir verdad jamás sonó a eso. Pero vivió desde adentro, aportando su parte, la preparación de la diversa escena neoyorquina del CBGB. Mas punk para los de afuera que para quienes la conformaban, nos referimos a Talking Heads.
Su origen lo encontramos en la Escuela de diseño de Rhode Island, donde desde comienzos de la década del 70 asisten tres jóvenes: Chris Frantz, Tina Weymouth y un muchacho de origen escocés llamado David Byrne. Cuando David y Chris se cruzan deciden formar una banda que, irónicamente, denominan The Artistics. De todos modos, Byrne detestaba el rótulo de art rock, ya que le sonaba a que “no se tomara la música en serio o se limitara a jugar apenas con la idea de rock n´roll, sin atreverse a mostrar pasión en el escenario”.
Durante 1974, el grupo se disuelve pero para dar origen a uno nuevo, retomando parte del escueto repertorio de The Artistics y sumando a Tina como bajista.
A pesar de su rechazo al rótulo de art rock, los primeros días de la banda, aún sin nombre fijo, reflejaban claramente su búsqueda en torno a nuevas maneras de expresión, no tan convencionales. Los primeros conciertos, entre las paredes de la Escuela de diseños de Rhode Island, contaban con música pero también con mucho de arte performático, tal como la ocasión en la que David Byrne se afeitó una larga barba que dejó crecer durante semanas, a la vez que cantaba. Paralelamente, un amigo tocaba la acordeón y su novia se paseaba por el escenario mostrando carteles con palabras en ruso. Al no tener espejo, Byrne terminó con la cara ensangrentada. Pero pronto abandonaron estas manifestaciones, para abocarse solo a la música. A primera oída, su música no tenía distorsión ni remitía al hard rock, pero su manera robótica, casi psicótica de plantarse en el escenario, con esas melodías hipnóticas y repetitivas, inquietaban en un lugar donde se apostaba a la decadencia como fórmula.
Durante mediados de ese año 74, los tres miembros orginales de Talking Heads se mudan a un loft comunitario en el Lower East Side neoyorquino. A pocas cuadras de allí resonaban los comentarios sobre un nuevo antro abierto a las bandas de la ciudad llamado CBGB's. Decididxs a probar suerte allí, empiezan a pulir los detalles de la nueva banda que, a comienzos del 75 ya tiene nuevo nombre: Talking Heads.
Debutan en mayo de ese año en el CBGB, teloneando a otro novato conjunto de la ciudad: The Ramones. Pronto se harían de un lugar en el otro reducto under de la ciudad, el Max’s Kansas City.
Quería que fuésemos una máquina bien aceitada, transparente. Que pudiera verse hasta el último engranaje (…) no me gusta la idea de algo se perdiera u ocultara en medio del ruido. La claridad me parecía más honesta. Y probablemente más artística.” Decía Byrne sobre su sonido e imagen pulcra, que descolocaba en medio de aquellos rincones urbanos.
De sus demos de fines del 75, antes de firmar con Sire Records, quedan interpretaciones como la siguiente.


Fuente: "Postpunk. Romper todo y empezar de nuevo". Simon Reynolds.

No hay comentarios:

Publicar un comentario