Hasta ahora,
las referencias que hemos hecho a Australia en torno a su aporte a la construcción
de un sonido, una ética, una estética o
todo eso junto plausible de ser catalogada como punk estaban dispersas e
incluso desconectadas entre sí. Sin embargo, ello no impidió que hacia el tan
mentado 1977, estos fragmentos empezaran de alguna forma u otra a conectarse al
punto de consolidar a Australia, desde nuestro modesto punto de vista, como el tercero en discordia para la
explosión del punk rock, junto al Reino
Unido y EE.UU. Esto, vale aclarar, lo sostenemos ya que consideramos que estos
tres países, por diversas razone particulares de cada uno pero que a veces
también los vincula, generaron una escena embrionaria, de apogeo y de
reformulación de la música considerada punk, casi de forma simultánea, la cual
sirvió de inspiración a muchas otras en el resto del mundo.
Sin dudas que
en el 77 ya aparecían conjuntos punk en otras latitudes, pero EE.UU., Reino
Unido y Australia fueron en cierto modo un faro.
Desde
comienzos de los 70, algunas subculturas autóctonas de Australia pero con
influencias foráneas, se hacían ver. Entre ellas, resaltan los sharpies,
merodeadores de pubs y adaptación local de la expresión skinhead británica.
Pero fue la música estadounidense, más específicamente los sonidos importados
desde Detroit, con Stooges y MC5 a la cabeza,
los que a mediados de la década forjaron algunos de los pioneros de la aún
dispersa escena punk local. Radio Birdman y The Saints resaltan y serán
nuestros referentes principales en este repaso. Pero ellos simplemente
abrieron el sendero. Pronto empezaron a surgir otros grupos a los largo de la extensa
geografía australiana que, ignorando en su mayoría lo que pasaba en Londres y
New York, o incluso en Sydney y Melbourne, decidieron dar forma a su propia
reacción ante el tedio de la música de su tiempo. Y no sólo de la música.
Una buena
forma de iniciar un recorrido por las mismas, es partiendo desde Perth, la
capital del Estado de Australia Occidental. El más grande los seis que
conforman el país.
Si bien hacia
1975 el hippismo era en la mayor parte del mundo un inofensivo recuerdo, en
Perth aún se percibían algunos coletazos. Esto aburría notablemente a un joven
estudiante de arte de 18 años llamado Kim Salmon, quien en lugar de esperar, se
decidió a dar el mismo su propio golpe de timón. El disparador fue un artículo
en una revista sobre la escena neoyorquina del CBGBs, y como una cosa lleva a la
otra, empezó a vincularse con nombres como New York Dolls, Stooges, Velvet
Underground o Modern Lovers. Encontró la forma de escuchar alguna de las
grabaciones de estos grupos y entendió que era el sonido ideal para acabar con
el relajamiento hippie que, aunque en retirada, aún insistía en permanecer. El
rock and roll de pub (fenómeno más propio de ciudades como Sydney o Melbourne)
y que empezaba a gestar bandas como AC/DC, no terminaban de ser lo que Kim
deseaba. Entonces se planteó que si eso que llamaban “punk” y que llegaba a
través de las revistas tenía que ser el vehículo de su rebeldía musical, bueno,
se convertiría en uno.
1975, no fue
un año más para la historia política de Australia. Hoy, la mayoría de nosotros
(o al menos eso me gustaría creer) estamos al tanto de la directa influencia de
EE.UU, a través de su servicio de inteligencia CIA, en una gran cantidad de
Golpes de Estado en Gobiernos democráticos que consideraba peligrosos para sus
intereses, en el marco de la Guerra Fría. O al menos esa era la excusa. Chile,
Nicaragua, Argentina son una parcial muestra de ello con miles de muertos como precio. Pero
uno de estos Golpes menos conocidos es el que en el 75 se produjo en Australia.
El gobierno reformista del laborista Gough Whitlam se volvió desde su elección
en 1972, en un clavo en el zapato para las relaciones entre EE.UU. y el Reino
Unido. De hecho aun reconocen a Isabel II como la jefa del Estado, en una
vetusta herencia colonialista. Cuando Whitlam quiso informar sobre la
injerencia estadounidense en la vida política australiana, con bases de espías,
el 11 de noviembre el Gobernador General John Kerr, una suerte de virrey,
arcaica herencia colonial que trabajaba para la CIA, lo obligó a renunciar al
Primer Ministro elegido por el voto, por considerarlo una "amenaza" para
Australia. Se trató de la mayor crisis institucional del país y en la que los
socios estadounidenses y británicos estaban metidos.
Era en aquel país en el que Kim Salmon empieza a gestar la idea de un grupo que
termina concretándose alrededor de agosto de 1976 bajo el nombre de The Cheap
Nasties. Debutan recién a mediados en el Rivervale Hotel de Perth. La
alineación de los Cheap Nasties la conformaban Salmon en voz y guitarra, Neil
Fernández en guitarra y voces, Ken Seymour en bajo y voces y Mark Betts en
batería.
Fueron
pioneros en sonido y pose punk en el Oeste de Australia, y pronto se le sumaría
otra banda llamada The Victims, sobre la que nos explayaremos próximamente.
Ambas permitieron, a su vez, la apertura de una escena exclusiva para lxs punks
de la ciudad, a pesar de la reticencia de los dueños de los boliches, que
desconfiaban de estos revoltosos y aún seguían estancados en el glam. Uno de estos lugares se llamaba Hernando's
Hideaway. Originalmente era un club de jazz, pero consiguieron convertirlo
para la causa. Su dueño, un joven italiano llamado Andre, permitió a
regañadientes una noche punk los miércoles. Lo que más le molestaba era como
dejaban los baños.
Si
bien Cheap
Nasties no dejaron grabaciones oficiales, y pronto mutaron en The
Scientists, fueron fundamentales en la expansión punk en la isla.
Fuentes:
http://www.theguardian.com/music/2007/jul/20/popandrock2
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=192107