sábado, 1 de agosto de 2015

Sex Pistols, sus orígenes. Pt. I

Los más tempranos antecedentes de los Sex Pistols se sitúan durante 1972, en el área londinense de Shepherds Bush. Era uno de esos típicos lugares que comenzaron a cambiar su fisonomía a partir de la postguerra. Grandes bloques de cemento en los que se aglomeraban numerosas familias obreras ocuparon el lugar de las antiguas residencias victorianas. Eso que dieron en llamar brutalismo británico. Allí crecieron dos muchachos pendencieros: Steve Jones y Paul Cook. Jones era hijo de un boxeador y a la par de su gusto por los Stooges y New York Dolls, iba su pasión por el bardo. Disfrutaba afanar, era un maestro del pillaje desde los catorce años, lo que lo llevó a pasar un año por diversas instituciones correccionales. Con Paul se habían conocido en el colegio, al igual que con otro muchacho, llamado Wally Nightingale. Aparte de sus momentos de vandalismo, solían concurrir a recitales. Su merito recaía en esperar a que el mismo terminara y hacerse con algunos de los equipos e instrumentos. Hasta ircula la leyenda que los propios David Bowie y Bob Marley fueron victimas de estos piratas -liderados por Seteve, obvio-. Una vez que se habían hecho de un respetable botín técnico, decidieron que era un buen momento para comenzar con un grupo.
En marzo del 73, la banda Roxy Music edita For your Pleasure, cuyo tema inaugural era "Do the strand". Basándose en esta canción, los muchachos de Hammersmith forman un grupo en la línea New York Dolls, denominado The Strands. Jones quería cantar, por lo que Cook y Nightingale fueron confinados a la batería y guitarra respectivamente. El lugar de bajista fue ocupado por Steve Hayes, mientras que un tal Jimmy Mackin, hacía las veces de tecladista.
Fueron meses de juntarse a tocar en casas e intentar en vano delinear una línea musical. Paralelamente, estos chicos de clase obrera bajaban hacia los rincones más chetos de la ciudad, para ver con sus propios ojos aquellos rumores acerca de un par de tiendas de ropa que parecían colmar todas las expectativas estéticas de las nuevas e inquietas camadas rockeras. Ambos estaban en King's Road y eran, por un lado Acme Attractions y por el otro Too Fast to Live, Too Young to Die.
En la primera de ellas trabajaba un jóven hijo de jamaiquinos llamado Don Letts que, con los años, se convertiría en un DJ y cineasta cercano a cierta movida aún inexsitente -el punk-. El segundo de los negocios era manejado por la pareja conformada por el incalsificable Malcolm McClaren y la diseñadora Vivianne Westwood. Por ellos merodeaban algunxs jovencitxs como John Ritchie (luego conocido como Sid Vicious), Marco Pirroni, Gene October, Siouxsie Sioux y la modelo Jordan, además de los integrantes de The Strands.
Pero a fines del 73 el andar de The Strands estaba un poco estancado. Les costaba encontrar lugares en donde tocar y Steve pensó que Malcolm, tipo siempre atento a las novedades musicales, podía aconsejarlos y darle una vuelta de tuerca al grupo para que la cosa funcione. Todo lo que implicara un terreno en el que ejercer el poder le resultaba seductor a McClaren, por lo que aceptó el convite e inmediatamente empezó a modelar su criatura, mezclando concesiones e imposiciones. Entre las primeras estaba un lugar de ensayo acorde para pulir lo musical. El nuevo manager pensó, además, que conocía a un chico adecuado para ocupar el lugar de bajista, que había trabajado en su negocio, era estudiante de arte, fanático del mod y los Beatles. Se llamaba Glen Matlock y se sumó, aunque no de forma estable, en noviembre del 73.


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