Las características antes mencionadas en Talking Heads abren la
posibilidad de llevar adelante un interesante juego en torno a parte de
la escena musical neoyorquina de fines de los 70. El mismo constaría en
tratar de encontrar la mayor cantidad de nexos o de potenciales
coincidencias entre grupos habitualmente agrupados bajo el rótulo de
punks o new wave. Así podríamos ver que conecta a The Ramones con
Suicide, Patti Smith con The Dictators, The Testors con Television o
Blondie con The Cramps, por ejemplo. El error sería pensar que el
objetivo de tal juego es dictaminar, como un jurado de expertos y
puristas, quien o quienes eran o no más o menos punks. Lo más probable
es que el juego nos despierte más preguntas que certezas ¿Puede el
simple hecho compartir el mismo espacio físico -lease CBGB's, por
ejemplo- alcanzar para crear un mito homogéneo al que se llama "escena"?
Pueden tejerse varias hipótesis al respecto, pero lo concreto es que en
ese marco había una extrema necesidad de expresarse más allá de los
caprichos de la gran industria, y de que muy pronto ésta se comiera
parte de la naciente camada, con mayores o menores resistencias.
La
nostalgia, la necesidad de rescatar lo perdido de la música pop
-incluído el rock and roll- convivía con romper todo, y hacer algo que
no necesariamente no remita a sensaciones placenteras pasadas sino que
nos enfrente a nuevas sensaciones (lindas, feas, neutras). Revivalistas
conviviendo con vanguardistas, eso demarcaba lo particular de aquella
forzosa escena que no dejaba de asombrar por su energía que incluía
tanto la capacidad de reciclar como la de crear y la de destruir.
Entre los que ponían la mirada en los años precedentes nos topamos con
los Mink DeVille, cuyas credenciales punk o new wave son puestas en
discución cada vez que se los agrega en compliaciones o reseñas del
periodo. Definitivamente el error será ignorarlos.
En algún punto
todos los grupos de la nueva ola neoyorquina se apoyaban en sus
aficiones adolescentes de fines de los sesenta y principios de los
setenta, pero les agregaban a su sonido una impronta personal que hacia
parecer a lo que hacían novedoso. Willy DeVille, la cara visible de la
banda, no tenía ninguna intensión de caer en eso. No buscaba inventar
nada nuevo, porque la mejor manera de explicar con música sensaciones
relativas a la ciudad en la que se movía ya había sido creada años atrás
y no necesitaba nada más que respetársela. Fue así que sin querer
contaminar con artilugios técnicos (que de todos modos no abundaban para
un artista under y que en general eran búsqueda de los más
experimentales), retomó lo que para él eran las raíces de la música pop
de radios de los sesenta, sólo que en este caso parecía que Del Shannon
se cruzó con las Shangri-Las en un viejo callejón o un garage. Mink
DeVille sonaba viejo (hasta lo lucía con sus trajes, zapatos y
peinados), pero también se mostraba despojado de todo tipo de
prolijidades innecesarias. De todos modos, para lograr sus objetivos se
nutrieron de dos pilares musicales de la época para sus dos primeros
disco: Por un lado Jack Nietzche los produjo y el hacedor de hits Doc
Pomus escribió junto a DeVille varias de sus canciones.
Dos de sus
tenas más reconocidas de aquel periodo "punk" fueron la extraña "Spanish
Troll" (dónde intentaba despuntar su gusto por la música latina, pero
haciendo una rara mezcla con castañuelas...) y la urbana "One Way
Street".
De sus noches en el CBGB's quedó una larga amistad con
Johnny Thunders, con quien lo unía el amor por el Rythm & Blues, la
cultura francesa y la música de New Orelans, donde Johnny murió en 1991,
frente a la casa de Willy.
DeVille obtuvo muchísimo más
reconocimiento en países como Inglaterra u Holanda, que en los propios
EE.UU. y falleció en el 7 de agosto de 2009 en New York, a cuasa de un
cáncer de páncreas.
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