jueves, 13 de agosto de 2015

Mink Deville

Las características antes mencionadas en Talking Heads abren la posibilidad de llevar adelante un interesante juego en torno a parte de la escena musical neoyorquina de fines de los 70. El mismo constaría en tratar de encontrar la mayor cantidad de nexos o de potenciales coincidencias entre grupos habitualmente agrupados bajo el rótulo de punks o new wave. Así podríamos ver que conecta a The Ramones con Suicide, Patti Smith con The Dictators, The Testors con Television o Blondie con The Cramps, por ejemplo. El error sería pensar que el objetivo de tal juego es dictaminar, como un jurado de expertos y puristas, quien o quienes eran o no más o menos punks. Lo más probable es que el juego nos despierte más preguntas que certezas ¿Puede el simple hecho compartir el mismo espacio físico -lease CBGB's, por ejemplo- alcanzar para crear un mito homogéneo al que se llama "escena"? Pueden tejerse varias hipótesis al respecto, pero lo concreto es que en ese marco había una extrema necesidad de expresarse más allá de los caprichos de la gran industria, y de que muy pronto ésta se comiera parte de la naciente camada, con mayores o menores resistencias.
La nostalgia, la necesidad de rescatar lo perdido de la música pop -incluído el rock and roll- convivía con romper todo, y hacer algo que no necesariamente no remita a sensaciones placenteras pasadas sino que nos enfrente a nuevas sensaciones (lindas, feas, neutras). Revivalistas conviviendo con vanguardistas, eso demarcaba lo particular de aquella forzosa escena que no dejaba de asombrar por su energía que incluía tanto la capacidad de reciclar como la de crear y la de destruir.
Entre los que ponían la mirada en los años precedentes nos topamos con los Mink DeVille, cuyas credenciales punk o new wave son puestas en discución cada vez que se los agrega en compliaciones o reseñas del periodo. Definitivamente el error será ignorarlos.
En algún punto todos los grupos de la nueva ola neoyorquina se apoyaban en sus aficiones adolescentes de fines de los sesenta y principios de los setenta, pero les agregaban a su sonido una impronta personal que hacia parecer a lo que hacían novedoso. Willy DeVille, la cara visible de la banda, no tenía ninguna intensión de caer en eso. No buscaba inventar nada nuevo, porque la mejor manera de explicar con música sensaciones relativas a la ciudad en la que se movía ya había sido creada años atrás y no necesitaba nada más que respetársela. Fue así que sin querer contaminar con artilugios técnicos (que de todos modos no abundaban para un artista under y que en general eran búsqueda de los más experimentales), retomó lo que para él eran las raíces de la música pop de radios de los sesenta, sólo que en este caso parecía que Del Shannon se cruzó con las Shangri-Las en un viejo callejón o un garage. Mink DeVille sonaba viejo (hasta lo lucía con sus trajes, zapatos y peinados), pero también se mostraba despojado de todo tipo de prolijidades innecesarias. De todos modos, para lograr sus objetivos se nutrieron de dos pilares musicales de la época para sus dos primeros disco: Por un lado Jack Nietzche los produjo y el hacedor de hits Doc Pomus escribió junto a DeVille varias de sus canciones.
Dos de sus tenas más reconocidas de aquel periodo "punk" fueron la extraña "Spanish Troll" (dónde intentaba despuntar su gusto por la música latina, pero haciendo una rara mezcla con castañuelas...) y la urbana "One Way Street".
De sus noches en el CBGB's quedó una larga amistad con Johnny Thunders, con quien lo unía el amor por el Rythm & Blues, la cultura francesa y la música de New Orelans, donde Johnny murió en 1991, frente a la casa de Willy.
DeVille obtuvo muchísimo más reconocimiento en países como Inglaterra u Holanda, que en los propios EE.UU. y falleció en el 7 de agosto de 2009 en New York, a cuasa de un cáncer de páncreas.

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