viernes, 7 de agosto de 2015

Wire (1976)

Cuando en su momento nos referimos a los neoyorkinos Talking Heads, hicimo foco en la importancia que las escuelas de arte tuvieron en la formación de camadas de jóvenes inquietxs que desde diversas expresiones artísticas intentaban dejar su marca en una época social y culturalmente agitada y llena de tensiones. Este fenómeno se dio con mas fuerza en las Islas Británicas, donde desde los 60, miles de jóvenes pasaban por sus aulas incorporando todo tipo de métodos que les permita canalizar gran parte de sus inquietudes. Durante los covulsionados años 67, 68, 69, las escuelas de arte inglesas fueron centro de difusión política también, algo que, desde luego, no está escindido de lo que suele denominarse "arte".
Pero cuando a fines del 75 empiezan a soplar los vientos del torbellino punk, varios chicxs cobijadxs por las paredes de estos institutos ven en esta manifestación una buena excusa para desplegar gran parte de la irreverencia que el marco académico limitaba. Es que no veían al punk solo como música.
Casi a la par de que el punk comenzó a desperdigarse por toda Inglaterra, se produjo esa división sin sentido entre quienes percibìan a éste como una expresión de lxs postergadxs, de las clase proletaria, de lxs jóvenes sin futuro y no como un producto de los laboratorios culturales de la clase media británica. De todos modos, pensar que a las escuelas de arte solo asisitían chicxs ricxs, era un prejuicio mas que nada.
Brian Eno decía que los institutos de enseñanza artística de esos años "fueron algunos de los focos de educación liberal más evolucionados del planeta (...) un logro realmente extraordinario".
Aunque Eno no tuvo directamente que ver con la banda a la que nos referiremos, si lo tuvo su obra, su búsqueda experimental de trabajar, de buscar e ir más allá de lo que la gente esperaba de un artista. Si el punk hablaba de matar el aburrimiento, seguramante murió -para tipos como Eno- el día en que se volvió algo previsible. De todos modos el ex Roxy Music devino él mismo también en algo previsible, en cuanto reafirmaba su posición jerárquica como productor de algunxs musicxs, de la mano de su cercana relación con la industria musical, circunstancias que de todos modos no impugnan su aporte.
Por esos años, Brian solía concurrir a la Facultad de Arte de Watford, invitado por su amigo, el artista plástico Peter Schmidt. En ocasiones, regresaba de esta facultad en el auto de otro profesor de la institución, Hanjorg Mayer. En algunos de esos viajes de regreso de Watford, se sumaba uno de los jovenes alumnos de Mayer, un tal Colin Newman, quien no dudaría, con los años, en recordar esos viajes como los más educativos a nivel artístico de su vida.
Newman era un ejemplo de esxs chicxs que aún proviniendo de las aulas del arte insititucional, no pude evadir el encanto de aquellos alaridos desesperados que empezaron a trascender los oscuros sótanos de las grandes ciudades de occidente. Fue así que a comienzos de 1976, se unió a otros dos muchachos con formación artística universitaria. El bajista, Graham Lewis -quien era diseñador de ropa y trabajaba en un par de boutiques de Londres- y el guitarrista, Bruce Gilbert -quien era un pintor abstracto que trabajó como técnico audiovisual en Watford-. Otra particularidad de Gilbert, era que tenía 30 años por entonces. Todo un anciano para la explosión punk. El resto de los miembros, venían del rock and roll, entre ellos otro guitarrista amante de los solos, llamado George Hill. Newman se hizo cargo de la segunda guitarra y por las voces pasaron dos chicas: Francesca Casaveti y Angela Conway. La banda fue bautizada Overload.
Pero las chicas dejan el grupo a mitad de años y suman al baterista Robert Gotobed. De ese modo queda conformada, en julio, la formación inicial de Wire. El nombre -cable en inglés- fue elegido, según Lewis, por su "cualidad visual" y a las connotaciones de la palabra, que transmite la idea de algo delgado, metálico y eléctrico. "Era un nombre breve, memorizable, que llamaba la atención en los afiches ¡por más que lo pusieran abajo de todo!".
A Wire las cosas se le dieron bastante rápido y en un par de años serían referentes del post punk a partir de su mezcla de minimalismo punk y experimentación sonora. Pero antes de su debut no solo discográfico, sino en vivo -en febrero del 77 en el Roxy-, en agosto del 76 grabaron algunos demos que nos muestran su estrecha relación con el punk rock más rabioso en sus primeros días. Unos Wire alejados de las melodías procesadas de fines de la década.
Este material fue grabado en el sótano de Nick Garvey en Stockwell. A disfrutar.


Fuente: "Post Punk. Romper todo y empezar de nuevo". Simon Reynolds.

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