viernes, 7 de agosto de 2015

The Saints (Australia, 1976)

En general suele situarse a EE.UU. y al Reino Unido como epicentros indiscutidos del terremoto que desató el emergente y diverso sonido del movimiento –si es que lo fue- punk. Pero están también quienes no dudan en agregar a un tercero en discordia en cuanto al afianzamiento de dicho sonido. Y es Australia.
A diferencia de los otros dos lugares, no podríamos referirnos a la construcción de una escena, sino más bien a la trascendencia indiscutible de dos bandas que encabezaron simultáneamente a EE.UU. e Inglaterra la expansión de aquella expresión. Por un lado Radio Birdman, por el otro The Saints.
Ambos conjuntos, que tienen su identidad clara, parecen ser a la vez un perfecto resumen de la tradición punk de los otros dos países: Australia, al igual que Inglaterra, había forjado una escena beat en los 60 muy fuerte y a comienzos de los 70, abrió sus pubs –herencia colonial- para los nuevos grupos del rock local, en el que merodeaban subculturas autóctonas de clara raigambre británica, como los sharpies –forjados a imagen y semejanza de skinheads y suedeheads-. Por otro lado, el rock and roll estadounidense llegó por todas sus vertientes, pero ninguna prendió tanto como la de Detroit.
De ese modo, mientras Ramones salían por primera vez de Forest Hill y los Sex Pistols debutaban en pequeños pubs londinenses, otra banda igual de rabiosa y primitiva, peleaba su suerte en clubes de la ciudad de Brisbane, en la costa noreste de la isla.
Pero su andar comenzó algunos años antes, de la mano de un par de personajes que ni siquiera nacieron en Australia.
El primero de ellos, Edmund Kuepper, nació en Bremen, Alemania en 1955. A los 3 años se trasladó con su familia a Brisbane. Allí creció y fue al colegio, donde no la pasaba tan bien. Era como el bicho raro. Tal vez por ser alemán, tal vez por sus gustos musicales o por el cine de ciencia ficción, la cosa es que no encajaba. Pero fue en ese mismo ámbito que se cruzó con otro extranjero, con el que trabó amistad rápidamente: Christopher Bailey, quien a los diez años había llegado desde Kenya, África.
Uno de los ítems que rápidamente los acercó fue la música. O las músicas, ya que se juntaban a escuchar discos que iban desde Ike & Tina Turner a Black Sabbath, pasando por Pretty Things, Newe York Dolls, Roxy Music, Bob Dylan y, sobre todo, The Stooges. Era también cierto hastío de la realidad social y económica de su entorno, algo que los unió.
En 1972, Ed y Chris conocen a Ivor Hay con quien se juntaran durante el siguiente año y medio a ensayar y tocar covers en algún garage. A comienzos del 74 creen que es hora de formalizar el grupo y lo denominan The Eternals, tomado de la película de cincia ficción estrenada ese año, Zardoz. Por entonces eran Kuepper en la guitarra, Bailey en la voz y Hay en los teclados. Pero la cosa no funcionó demasiado. Por lo que deciden que Ivor, previo paso por el bajo, se encargue de la batería, sumando a Kym Bradshaw en las cuatro cuerdas. Con estas modificaciones adoptan su definitiva denominación: The Saints.
Al tanto que eso del reconocimiento no estaba a la vuelta de la esquina en Brisbane, recorren cuanto pub y club hay en Australia mostrando su repertorio mezcla de covers y temas propios de raíz R&B, pero con la energía de un rock and roll visceral. Incluso participan de concursos, pero ni así logran llamar la atención de algún productor que se haga cargo de su primer single. Es entonces que deciden sacarlo por su cuenta. Algo que no inventó el punk –lo hacían los rockers en los 50 y los rude boys a fines de los 60-, pero que lo expandió como metodología cuando las grandes compañías iban solo detrás del producto que les asegurara el suceso comercial.
Crean el sello Fatal Records y en septiembre de 1976 sale a la calle uno de los singles más potentes de los primeros años del punk rock mundial: I’m stranded/ No time.
Ambos temas son como motosierras asesinas importadas de Seattle, que te trituran con cada riff de Kuepper. Sumado al desprecio que destila Bailey al cantar. Se editan solo 500 copias, que causan poco revuelo inicial en los medios australianos, más acostumbrados al rock clásico o el pop. Pero en Gran Bretaña la cosa es distinta. El single llega a manos y oídos del DJ de la BBC2, John Peel y se convierte en un golazo. En pleno auge punk, “I’m Stranded” no deja de sonar y hace que EMI de Inglaterra obligue a su casa en Australia que fiche –a regañadientes por no ser su descubrimiento- a los Saints. Eso abre el camino a lo que será la grabación del primer álbum de los Saints, en 1977, años en el que casi se asentarán en Inglaterra. Pero eso lo veremos más adelante.

"Nací en Kenia. Cuando era pequeño nos trasladamos a Belfast. Todavía llevo el pasaporte del estado libre irlandés. Luego nos mudamos a Brisbane. Al final de mi adolescencia volví al hemisferio norte. Cuando regresé a Australia por costumbre me recibían con un 'bienvenidos de nuevo compañero', hasta que veían mi pasaporte y decían 'No me di cuenta que eras extranjero!' Pasado ese momento, te das cuenta que la música es bastante internacional. No importa de dónde vengas.
Cuando yo estaba creciendo en Brisbane tuvimos acceso a algo de buena música a causa de la guerra de Vietnam. Tropas estadounidenses estaban en la ciudad en periodos de descanso y recreación, y llegaron con sus discos, los cuales vendían por dinero o alcohol. La guerra pudo haber sido bastante trágica, pero para mí significó relacionarme con grandes discos que, de lo contrario, no hubiese oído nunca. 
En mis recuerdos, veo a Brisbane en balnco y negro, como una película clase B estadounidense. En principio, cada generación jóven tiene su noción de rebeldía, y en esos días era rock and roll. Dado que era horrible como futbolista, estar en una banda era una buena opción. Comenzamos haciendo covers de Rythm and Blues, y luego Ed y yo empezamos a escribir canciones. Conocí a Ed en la escuela. Eran días de pelo largo y comenzamos a charlar. Nuestra pequeña pandilla se colgaba hablando de chicas, bebidas y el rock and roll. Era todo muy colorido y entretenido....
"
Chris Bailey (cantante de The Saints)
"Una de las cosas que le dio validés al punk fue que por ejemplo, en Australia, The Saints estuviera haciendo lo mismo que The Ramones en New York, y era obvio que ello haría que mucha gente alrededor del mundo quisiera hacerlo también. The Saints estaban apartados totalmente de cualquier cosa que sucediera en otro lugar que no fuera Brisbane. Ellos no podían conseguir ejemplares de Sounds o NME en Australia. La sincronicidad entre ambas expresiones fue algo increíble."
Rat Scabies (Baterista de The Damned)


Fuente: Punk Rock: An oral History. John Robb.

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