"Puede que en la mente de ese maestro del autobombo y el arte de
dominar a los demás llamado Malcolm McLaren, el propietario de la tienda
de ropa de King's Road, los Sex Pistols no significaran más que un
asombro que duró nueve meses, un vehículo barato para ganar dinero
fácil, unas cuantas risotadas, un toque para 'épater la bourgeoisie'.
Los había reclutado cerca de su tienda, les había encontrado un lugar
para que ensayasen, les había dado un nombre ridículamente ofensivo,
les había adoctrinado acerca de la vacuidad de la música pop y de las
posibilidades de la fealdad y la confrontación, les había dicho que
tenían una buena oportunidad para hacer ruido, les dijo que tenían el
derecho a hacerlo. Si todo lo demás fallaba, siempre podrían ser un
póster viviente para su tienda, que necesitaba uno nuevo continuamente.
Antes de decidirse por Seditionaries (Sediciosos) en 1977, McLaren
había llamado a su tienda Let It Rack en 1971, cuando vendía ropa
estilo Teddy Boy y viejos discos de cuarenta y cinco revoluciones; Too
Fast to Live Too Young to Die (Demasiado rápido para vivir demasiado
joven para morir) en 1973, cuando vendía ropa de ciclista y accesorios
para bandas juveniles; Sex en 1974, cuando vendía adminículos
sadomasoquistas, juguetes sexuales, etc. (…) También es posible que en
la mente de su principal teórico y propagandista, Malcolm MeLaren, quien
en los años sesenta había sido estudiante de arte y aspirante a
anarquista provocador, los Sex Pistols pretendiesen sembrar la discordia
en el país, recuperar el poder que McLaren había atisbado por primera
vez en «Great Balls of Firex (Grandes bolas de fuego) deJerry Lee Lewis
(Nunca había visto nada parecido –dijo una vez, recordando a un
compañero de la escuela que cantó la canción en un espectáculo de nuevos
talentos. «Creía que se le iba a desprender la cabeza») (...) Y es que
McLaren vendía cualquier cosa.”
Fuente: Rastros de Carmín, Greil Marcus.
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