En la continuidad por la revisión de otros Estados del Medio Oeste estadounidense, no es extraño encontrarse con grupos que no fueran producto exclusivo del aluvión punk de
1976 y 1977, sino que venían preparando el terreno, con herramientas
completamente propias y sin ánimo de construir etiqueta alguna para sus
sonidos. Pero llegados esos años cruciales, su experiencia tomó relevancia en
el monótono contexto musical de la época.
Como decimos siempre, no inventaron nada, pero
tampoco se resignaron a escuchar y repetir la música impuesta por los
estándares de la industria musical de la primera mitad de los 70 –en general,
claro-.
En el caso del Estado de Iowa, otro de los que
conforman ese conglomerado llamado Midwest o Medio Oeste, es complicado hablar
de la conformación de una escena punk. La palabra Iowa designaba a uno de los
pueblos que habitaban la zona previo a la llegada europea y hasta que el gobierno
de EE.UU. le comprara las tierras en 1803, a partir de lo que empezó una
colonización desde otros Estados y una gran inmigración de nuevos europeos, sobre todo
alemanes.
Más allá de estos datos, allí en Iowa nació, a
principios de la década del 70, un conjunto singular, afín en sonido y actitud
a otros que en áreas vecinas intentaban sacudir la modorra del rock de la era
post hippie, como los varias veces citados Stooges, MC5 o, incluso, las
vertientes garageras británicas de Hammersmith Gorillas y Third War World.
Estamos hablando de The Dogs. Claro que no los de
Detroit sino de un trío formado en 1973 en la
ciudad de Decorah. Las guitarras y voces de Jody Koenig ya nos delatan una
influencia que no venía por el lado del folk o la psicodelia hindú, sino del
más puro rock de garage sesentero, ese que contemporáneamente rescató Lanny
Kaye en su compilación Nuggets. En el bajo se desempeñaba Ole Torvik y Erik
Berg en la batería.
Esa adaptación propia de los sonidos del garage
norteamericano, más los del rock motorizado de Detroit, colisionaron en 1977
con la energía del punk rock –que había venido tomando nota de todos esos
antecedentes-, último año del que sabe algo de actividad por parte de la banda.
En 1999, el sello italiano Rave Up –especialista en
gemas perdidas del garage punk de fines de los 70- reeditó en un 7” dos temas
que el grupo grabó en el sótano de la
casa paterna de alguno de los músicos, fieles a la identidad de su música
subterránea, en el 77: “Rot ‘n’ roll” y “Teen Smile”
También aparecería una compilación con algunas
grabaciones entre el 73 y el 76.
Jody Koenig luego publicó
algo en solitario, para reformular la banda en el siglo XXI. No cabe
duda de que son LA referencia del punk 77 en Iowa, aunque ese año haya
marcado prácticamente su fin.Fuente: www.angelfire.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario