sábado, 10 de septiembre de 2016

The Dogs (Iowa)

En la continuidad por la revisión de otros Estados  del Medio Oeste estadounidense, no es extraño encontrarse con grupos que no fueran producto exclusivo del aluvión punk de 1976 y 1977, sino que venían preparando el terreno, con herramientas completamente propias y sin ánimo de construir etiqueta alguna para sus sonidos. Pero llegados esos años cruciales, su experiencia tomó relevancia en el monótono contexto musical de la época.
Como decimos siempre, no inventaron nada, pero tampoco se resignaron a escuchar y repetir la música impuesta por los estándares de la industria musical de la primera mitad de los 70 –en general, claro-.
En el caso del Estado de Iowa, otro de los que conforman ese conglomerado llamado Midwest o Medio Oeste, es complicado hablar de la conformación de una escena punk. La palabra Iowa designaba a uno de los pueblos que habitaban la zona previo a la llegada europea y hasta que el gobierno de EE.UU. le comprara las tierras en 1803, a partir de lo que empezó una colonización desde otros Estados y una gran inmigración de nuevos europeos, sobre todo alemanes.
Más allá de estos datos, allí en Iowa nació, a principios de la década del 70, un conjunto singular, afín en sonido y actitud a otros que en áreas vecinas intentaban sacudir la modorra del rock de la era post hippie, como los varias veces citados Stooges, MC5 o, incluso, las vertientes garageras británicas de Hammersmith Gorillas y Third War World.
Estamos hablando de The Dogs. Claro que no los de Detroit sino de un trío formado en 1973 en la ciudad de Decorah. Las guitarras y voces de Jody Koenig ya nos delatan una influencia que no venía por el lado del folk o la psicodelia hindú, sino del más puro rock de garage sesentero, ese que contemporáneamente rescató Lanny Kaye en su compilación Nuggets. En el bajo se desempeñaba Ole Torvik y Erik Berg en la batería.
Esa adaptación propia de los sonidos del garage norteamericano, más los del rock motorizado de Detroit, colisionaron en 1977 con la energía del punk rock –que había venido tomando nota de todos esos antecedentes-, último año del que sabe algo de actividad por parte de la banda.
En 1999, el sello italiano Rave Up –especialista en gemas perdidas del garage punk de fines de los 70- reeditó en un 7” dos temas que el grupo grabó en el sótano  de la casa paterna de alguno de los músicos, fieles a la identidad de su música subterránea, en el 77: “Rot ‘n’ roll” y “Teen Smile”
También aparecería una compilación con algunas grabaciones entre el 73 y el 76.
Jody Koenig luego publicó algo en solitario, para reformular la banda en el siglo XXI. No cabe duda de que son LA referencia del punk 77 en Iowa, aunque ese año haya marcado prácticamente su fin.


Fuente: www.angelfire.com

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