"Funcionó. Devo evolucionó hasta transformarse en un
agregado de sonido e imagen ceñidamente ajustado que compartía mucho con la
teatralidad del shock rock de Alice Cooper y The Tubes como con los desaliñados
punk rockers. Cada vez que conseguían realizarse, los shows de Devo empezaban
con The Beginning was the end: The Truth
about De-Evolution, una película de diez minutos de duración dirigida por
su amigo Chuck Statler, a quien habían conocido en una calse de arte
experimental en la Universidad Estatal de Kent. Es de hecho ese cortometraje de
Stalter el que generó esas conocidísimas imágenes imperecederas de Devo:
Mothersbaugh como el profesor chiflado en moño y bata blanca que da una
conferencia sobre la de-evolución y el resto de la banda con lentes de sol
plásticos y medias de nylon de colores apretándoles las caras y deformándoles
las facciones, a lo ladrón de bancos.
Fue Statler quien en 1975, les mostró a los integrantes
de Devo una conocida revista de divulgación científica que traía un artículo
sobre el laserdisc, por aquel entonces a punto de lanzarse al mercado. 'Leímos
que tenía el mismo tamaño de un LP pero traía imágenes en movimiento', dice
Motherbaug. 'Y pensamos ¡Dios mío! ¡Es
lo que queremos hacer!'. Originalmente más un aspirante a director de cine que
un músico, Casale fantaseaba con hacer 'una película de ciencia ficción
anticapitalista' y siempre había pensado en Devo como una entidad visual en la que 'lo teatral, las ideas y las
escenas eran tan importantes como la música'.
Ansiosos por ser los responsables de hacer arrancar
la revolución del videodisc, los Devo no veían la hora de llegar al futuro. Los
setenta habían sido una completa pérdida de tiempo, nada más que los sesenta
hundiéndose en la decadencia. Devo ansiaba ser la primera banda de la cuadra en
estar haciendo música de los ochenta. Como Pere Ubu, fueron más allá del punk
antes de que el punk siquiera existiese del todo. Y esto no solo musicalmente,
con sus sintetizadores y sus ritmos industriales, sino también conceptualmente.
Compartían la actitud 'nunca confíes en un hippie' del punk pero, como dice
Mothersbaugh: 'Nosotros pensábamos que los punks nunca habían aprendido nada
del fracaso de los hippies. La rebelión siempre es cooptada y transformada en
un nuevo aparato de mercado'. Venderse, usar el sistema para propagar el virus,
parecía en cambio la estrategia más insidiosa para una banda como Devo, que
siempre se había visto a sí misma como 'una banda de protesta posmoderna'".
Fuente: Postpunk, romper todo y empezar de
nuevo, de Simon Reynolds.
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