jueves, 18 de junio de 2015

Laurel Aitken (1958)

En los últimos 20 años, muchos grupos que aseguran hacer "punk rock", aprovechan para meter en su repertorio algún temita que aseguran "es ska" o, incluso, meten "algo de ska" en una canción que nos aseguran es "punk rock". Gustos a parte, estas fusiones se han vuelto moneda corriente y, parece, han resultado efectivas. 
Pero los lazos entre la música jamaiquina y el rock and roll -que de eso se trata la cara más extendida de la música punk- no comenzó en los noventa con bandas californianas en bermudas. 
Durante décadas se ha estereotipado al "rockero" -más su fan que quien interpretaba la música rock- como un rudo personaje -siempre varón- afín a los excesos y la violencia. Podría decirse que en Jamiaca a fines de los 50 y principios de los 60, no necesitaban rockeros para recrear personajes callejeros con estas características. Para eso estaban los Rude Boys. Cuando varios de ellos llegaron a Gran Bretaña, Mods, Teddy Boys y Rockers se sintieron amenazados -el chauvinismo siempre encuentra una excusa- al principio. Pero fuera de estas disputas territoriales,  la música que los Rude Boys escuchaban paulatinamente fue tejiendo alianzas con algunos de estos grupos, especialmente con los Mods, quienes ya manifestaban su gusto por otras manifestaciones de la música afroamericana o caribeña.
Los Rude Boys en Jamaica, provenían de los sectores más pobres de Kingston, lo que es mucho decir. Siglos de colonización y explotación, no se iban a borrar de un día para el otro. Y los que menos tenían no dudaban en salir armados a las calles a pelear por lo que consideraban propio. A veces los motivos de las disputas, se volvían más difusos. La fama -mala en general-, los fue llevando a construir una estética propia, personal, que se nutría de diversas fuentes: Gangsters y Cowboys, llegaban a través del cine estadounidense, y la ropa en especial de los primeros intentó ser copiada. Así mismo había en ello un poco de aspiraciones de ascenso social dentro de una sociedad polarizada donde unos pocos concentraban la riqueza y otro poco de colonización cultural. Trajes al cuerpo, zapatos de estilo italiano, corbatas finas y sombreros o boinas, figuraban entre sus preferencias para vestir. Y una pistola o revolver.
Mods y Rude Boys se convirtieron en los máximos difusores de la música de Jamaica en las Islas Británicas. Entre esas músicas había una llamada "ska". ¿De qué se trataba?
Desde EE.UU, específicamente a través de las radios FM del Estado de Florida, llegaban a Jamaica también sonidos como el Rythm and Blues, el Jazz, el Soul o el mismísimo Rock & Roll (Los soundsystem callejeros también ayudaron a esta difusión). Y los Rude Boys enloquecían con ello, lo que dio como resultado que en poco tiempo fueran configurando un sonido propio, en el que también se metían influencias de ritmos locales como el Mento o el Calypso.
Precisamente esa suerte de carromatos provistos de parlantes y bandejas toca discos, ubicados en esquinas puntuales de la capital, llamados Soundsystem, fueron el contexto para que algunos grupos o individuos empiecen a difundir este híbrido caracterizado por ser muy bailabe y por su particular estructura, aún en construcción. Dos de las principales soudsystem de Kingston fueron Trojan de Duke Reid y Sir Coxsone Downbeat, de Clement "Coxsone" Dodd. Y las rivalidades entre ellos y otros fue creciendo, al igual que los disturbios allí donde se tocaba ska, excusa para que los marginados Rude Boys se reúnan.
En 1958, Duke Reid y Clement Coxsone, fundan sus propios sellos, Treasure Isle y Studio One, respectivamente, con el objetivo de ampliar la llegada de este nuevo género popular. 
Sin embargo uno de los primeros músicos en ir construyendo gran parte del perfil de este ritmo, no era jamaiquino sino cubano. Nos referimos a Lorenzo Aitken, más conocido como Laurel Aitken.
Él no era un novato en el negocio de la música a fines de los 50 y los Rude Boys lo respetaban. Era uno de los pocos en haber grabado de manera local algo de Mento, Calypso, Jazz, Boogle, o R&B. 
En 1958, Chris Blackwell -quien ese mismo años funda un sello clave para la música jamaiquina, Island Records- le produce el single "Little Sheila / Boogie in my Bones", una suerte de proto-ska, mezcla con shuffl, que le abre las puertas en Inglaterra.
Cuando la inmigración a Inglaterra tuvo otro pico a comienzos de los 60, sus canciones viajaron con los migrantes también. Y allí pronto estuvieron primero los mods y luego los skinheadas para hacerlas propias.
En 1961, Aitken se instala en Brixton, para grabar en el sello Bluebeat, dedicado a la creciente escena de musica caribeña inglesa.
Luego llegarían otros músicos que definirían las características finales del ska, el cual renacerá a fines de los 70 entre punks y revivals mods, rude boys y skinheads.





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