domingo, 5 de marzo de 2017

The Drones (Manchester, Inglaterra, 1977) Parte I

"De todas las nuevas bandas, Warsaw, The Fall y The Drones parecen las que tienen más probabilidades de progresar", decía Steven Patrick Morrissey en una carta al fanzine de Manchester Kids Stuff, en 1977. Así, Moz no permite conectar las diferentes expresiones de la new wave en su ciudad Manchester, algunas de las cuales veníamos indagando. Otra de esas caras la representaba una de la bandas sobre las que el futuro vocalista de The Smiths depositaba sus expectativas: The Drones.
Éstos tiene sus raíces en una poco trascendente banda de la pequeña escena de pub rock de Manchester llamada Rockslide, formada en 1974 y que en octubre del 75 publicó su único single Roller Coaster. Rockslide no consiguió llamar la atención con su apresurado 7”, mucho más allá de los bares de su ciudad, a partir de una propuesta que deambulaba entre el típico R&B escuela Dr. Feelgood o el pop de los escoceses de Slik o Bay City Rollers. Una suerte de Pub Pop anfetaminico. En medio de esa energía, destacaba la incorporación en su habitual repertorio en vivo de un cover de “Search & Destroy” de The Stooges, con lo cual, cuando en julio de 1976 el punk arribó con fuerza en Manchester, a través de los Sex Pistols, aquello no resultó una completa sorpresa para los Rockslide. Fue la confirmación de un cambio de rumbo que parecía inevitable. Así hacia finales de 1976 se reformularon como The Drones, un grupo punk.
The Drones en vivo. 1977
Mientras la vertiente glam derivó en punk con Salughter and The Dogs, y Buzzcocks desplegaba un punk que reunía todos los matices del pop más rockero de los sesenta aunque con visión de futuro, The Drones se focalizó, a partir de la experiencia de sus miembros –a diferencia del amateurismo reinante en muchos de los  grupos nuevos-, en reproducir un punk rock sin artilugios, directo, concreto, minimalista y frontal. Era su concepción del punk en un periodo en el que, como venimos diciendo, la cuestión de la autenticidad parece volverse cada vez más importante.
Una de las primeras transformaciones de los miembros de Rockslide se vio reflejado en sus nombres: El cantante y guitarrista Mike Howells pasó a llamarse  M.J. Drone; el principal guitarrista Gus Callandar se convirtió en Gus Gangrene; el bajista Steve Cundell adoptó el apodo de 'Wispa'; y el baterista  Pete 'Lambert' Howells se autodenominó Pete Purrfect.
La posibilidad de que se hagan rápidamente un lugar en la pujante escena punk mancuniana tuvo que ver con los oficios de su primer manager; el periodista del NME Paul Morley. Con el consiguieron la posibilidad de grabar su primer EP a través de su propio sello OHM...S: Temptations of a white collar worker, el cual salió a las calles en mayo del 77. Desde un principio, su postura los acercaba a una identidad punk que se gestó en el norte tanto como el lado más osado de los sonidos de la new wave. Recordemos que fue en la barriadas proletarias de Manchester donde el punk and roll de raigambre glam de los Salughter & The Dogs encontró mejor recibimiento, en oposición a la faceta más arty que desplegaban los emblemáticos créditos locales Buzzcocks.



Así también, The Drones no buscaba imponer tendencias, usaba las tradicionales herramientas del más primitivo rock and roll para salir a pelear a todo aquello que les disgustara. Eso era el punk para la mayoría. Barderos que pateaban las calles urbanas buscando pleitos, enojados con el mundo. Pero ¿eran eso los Drones? La prensa musical oficial (para diferenciarla de los fanzines), en general perteneciente a la generación anterior, abrazaba contenta cualquier atisbo de aminorar el impulso agresivo del punk (letras + música), a través de la experimentación que lo sucedería, pero que erróneamente creerían más domesticable. Por lo cual The Drones entraban en la bolsa de un sonido repetido y que no se trataba de auténticos punks sino (como le ocurrió a The Vibrators) de músicos desfasados de escenas precedentes que buscaban su chance con la nueva moda. Cuarenta años después, creemos que es fácil distinguir a los oportunistas de aquellos que, sin ser adolescentes, entendieron la fuerza expresiva del punk. Unos que creyeron en The Drones fueron The Stranglers, entablando una buena relación con ellos. Ese marco fue, tal vez, el que los decidió a abandonar su ciudad para instalarse en Londres.
Pero allí tampoco las cosas les resultarían sencillas de entrada. No todxs lxs curiosxs que merodeaban los clubs punks londinenses en el 77 (Casi una nueva atracción turística) estaban preparadxs para escuchar o ver a grupos armados de su desprecio hacia aquello que más los perturbaba: lxs posers, la policía, los empresarios discográficos, lxs padres o la propia Reina. En ese clima denso, donde el alcohol y las dorgas corrían muy rápido, las cosas solían terminar en gresca. Ocurrió tras un gig en que The Drones telonearon a XTC. Pero aunque previsibles, The Drones eran divertidos. Y lxs punks buscaban eso. Agresiva diversión. Como cantaban en “Lookalikes”. “No quiero ser como vos, emulando a alguien que no conoces”.


 Fuente:
www.punk77.co.uk
www.punkygibbon.co.uk
www.boredteenagers.co.uk

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