El East End es una de las áreas con más
tradición de Londres. Zona marginal durante décadas, sede de los asesinatos de
Jack el destripador, lugar de asentamiento de la comunidad judía primero y
bengalí después, y sobre todo área donde crecen los especímenes más arrabaleros
de la capital inglesa, esos que se identifican por su singular acento cockney.
Durante
largo tiempo, el último rincón a donde llegaran el sonido del
campanario de la iglesia de St. Mary-le-Bow, marcaba el límite del
territorio cockney, calificativo de origenes despectivos y que
con el correr de los años fue adoptado con orgullo. La iglesia en
cuestión fue destruída durante los bombardeos nazis de 1941 y recién fue
reconstruída en 1961, por lo que técnicamente se puede decir que hubo
veinte años sin naciminetos de auténticxs cockneys en Londres.
Con todos estos atributos, era claro que el East
End no podía dejar de hacer su importantísima contribución al desarrollo del
fenómeno punk.
Allí hacia 1972, un grupo de pibitos empieza a
compartir tiempos juntos a base de sus favoritismos de la época, los cuales
perdurarían y los mantendría juntos: fútbol y música. Se trataba de dos de los
pasatiempos favoritos de la clase obrera inglesa (y probablemente de otros
rincones del mundo), a cuyas familias pertenecía la de estos chicos que no
superaban los 14 años. Por entonces, criarse en la calle era lo más común
cuando se crecía en casas atravesadas por las crisis económicas que siempre
golpean a los trabajadores. Y en esos días, eso equivalía a juntarse con
pandillas de rude boys, teddy boys, skinheads y otros grupos que merodeaban los
alrededores de la capital.
Además de ir a ver juntos al West Ham Utd. (Club
emblemático del East End), tenían como héroes a los viejos mods de los 60 como
Small Faces o The Who, aunque también los atraía el naciente glam rock de
bandas como Slade o Sweet. Pero por entonces emepezaba a surgir una nueva
escena que permitía a nuevos grupos mostrar los suyo, en el lugar de reunión
predilecto de los sectores más populares de Inglaterra: el Pub. Cuando podían
(que rea la mayoría de las veces), estos amigos se la arreglaban para ver
algunos de estos grupos que construían lo que sería conocido como Pub Rock. Con
todo este bagaje a cuestas, Colin McFaull, Mick Beaufoy, Steve
"Burge" Burgess y Steve Bruce (los amigos en cuestión) comenzarían a
juntarse en 1974 a despuntar el vicio, poniendo los primeros bloques que
edificarían la trayectoria de lo que hoy conocemos como Cock Sparrer. Claro que
por entonces, se llamaban de otra manera, que hacía alusión a la manera en que
los cockney se referían a una persona amigable y familiar: Cock Sparrow,
mostrando que desde el comienzo fue la amistad lo que signó a este grupo.
Durante un par de años el camino de Cock Sparrow se limitó a ensayos esporádicos y, en ocasiones, algún concierto perdido en algún club nocturno o bar, como el Bridgehouse Pub en Canning Town, con un repertorio a base de covers garage rock / glam. Ello creció cuando consiguieron una residencia en el Trinity’s Youth Club de East Ham, los días viernes.
En el año 76, toda la energía condensada en ese
circuito un tanto subterráneo se topó con el frenesí punk, que en muchos casos
no provenía de las barriadas bajas del este de Londres. Si bien todo aquello
contribuyó a la configuración del fenómeno, desde un comienzo se respiraba la
tensión entre aquellos experimentos salidos de escuelas de arte o de la codicia
de algún manager con la realidad cotidiana que para muchxs chicxs (aun no
identificados con el punk) era indivisible de la música que hacían. Hubo un
breve periodo en el que las ganas de llevarse todo lo anterior puesto los tuvo
formando parte de una misma experiencia, a la que lxs que la veían de afuera,
llamaron punk con ánimo de desanimarla (Sin resultados positivos, claro). Pero
a la par que la sociedad británica se ponía cada vez más áspera y la
conflictividad aumentaba, los puntos en común entre estos mundos que integraban
el heterogéneo ámbito del punk empezaron a distanciarse, por motivos diversos.
Fue durante esos días de confraternidad, dónde no
importaba de dónde se venía y todo era entusiasmo, en el que un tal Malcolm
McLaren (que aún intentaba hacer pie con su monstruo llamado Sex Pistols) se
acercó a estos chicos en los que veía una suerte de nuevos Slade. Se auto
propuso hacerles de manager, pero los aún Cock Sparrow no estaban del todo
seguros de cortar sus pelos y meterse en una expresión que no era la suya, como
la del latex negro, los alfileres de gancho y las bolsas de basura. La negativa
se afianzó luego de que Malcolm prometiera pagarles a todos ellos una ronda de
cervezas, cosa que finalmente no cumplió.
De todas formas, su rock and roll de clara
raigambre sesentera no carecía de energía, por lo que fueron bien recibidos por
los públicos punks, que también, en muchos casos provenían de los mismos
rincones de la ciudad que ellos. Como si se tratase de un renacimiento del
clima festivo proletario impuesto por algunas bandas de Glam a mediados de los
setenta (como Sweet, Jook o Mott The Hoople), la banda reflejaba en sus
primeras canciones temáticas cercanas y palpables: las peleas en la cancha, los
amores no correspondidos, las rispideces de vivir en una zona picante de la
ciudad. Todo ello coincidía con épocas en que la juventud buscaba nuevas vías
de expresión, lo que generaba que sea una presa en disputa por aquellos
sectores más especulativos de la política inglesa, en especial de la derecha. A
su vez, se avecinaba, a la par del auge punk, un resurgir de la subcultura skinhead,
en un contexto muy singular donde sus características requerían al menos una
relectura del papel jugado (O sea, no era lo mismo que en el 69). En el medio
de eso, la banda intentó hacerse un lugar, aunque desde un principio se
despegaron de cualquier ligazón política. Lo cual era absurdo, porque sus
canciones no eran sobre space rock o viajes lisérgicos (que también tiene un
rol político en determinado marco), sino sobre ciertas características de una
realidad condicionada por diversos aspectos socio-políticos.

Ya por entonces, con el ingreso del primo de
Burgess, Garrie Lammin, pasan a ser Cock Sparrer. Y se vincula con una agencia
de promoción llamada Orange Music, que posibilita el interés de un sello
importante como Decca, para que puedan registrar algunos temas y editar un
single. A comienzos del 77 graban en los estudios del oeste de Londres de Decca
Records en Hampstead una serie de temas, entre los que estarían aquellos que
integrarían su primer 7”, que sale a la calle en mayo de 1977: Running Riot/Sister Suzie. Una temprana muestra de punk callejero, cuando aún no existía la
palabra Oi!. Puede trazarse un paralelismo con lo que en Manchester hacían
otros fans del Glam Rock como Salughter & The Dogs (que también habían
firmado con Decca), o The Lurkers. Pero a pesar
de los esfuerzos del sello, los Cock Sparrer seguían poco interesados en
pertenecer a la parafernalia punk, tal como se la conocía por entonces. Se mudan a una casa en Dagenham, área cercana al East End, donde se la pasaban jugando al fútbol en la cocina, escribiendo nuevas canciones y pagando el alquiler con la plata que, a veces, el manager Will Murray ganaba en el hipódromo. En esos
días aparecen también en sus recitales, un grupo de seguidores, que en realidad
eran amigos del barrio de los Cock Sparrer, que serían conocidos como the
Poplar Boys. Sin llegar a ser violentos extremos, eran el típico grupo de alborotadores que
le daban a los recitales ese toque caótico que, de todos modos, era moneda
corriente en los días de apogeo punk. Claramente, no eran los únicos en su
especie y otras bandas tenían su propia hinchada, por decirlo de algún modo.
En noviembre saldría a la calle el segundo disco, que incluía las canciones We love you/Chip on my shoulder. Sin embargo, a pesar de que resultaba una gran oportunidad el hecho de grabar en el sello a través del cual publicaron sus héroes Small Faces, las ventas no lo conformaron y en el 78 disolvieron el contrato. Ello impidió que el resto del material pueda ser publicado en el Reino Unido en formato LP, algo que recién ocurriría en 1987. Sin embargo si se editó un disco en España, que durante muchos años circuló entre la península ibérica y las islas británicas.
Teniendo en cuenta que esas canciones fueron
grabadas en el 77, las rescatamos como testimonio de esa primera época de los
Cock Sparrer, pioneros de un sonido con identidad propia y que, a su vez,
apuntaló una de las tantas identidades que atravesaron al punk rock, aquella de
camperas de jeans y botas Doc Martens. Si bien no se separaron, simplemente dejaron de tocar. Pero los años 80 le depararían una nueva etapa.
Fuente: www. killyourpetpuppy.co.uk
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