miércoles, 13 de mayo de 2015

Barbara Pittman

Más allá de los esfuerzos masculinos por monopolizar la escena de rock & roll, las chicas han ocupado un papel más activo del imaginado en los primeros años de esta música. Por lo general se las asocia y reduce a la imagen de una modelo pin up en calendarios de estaciónes de servicio -o gasolinería, como quieran-, o trofeo en disputa por parte de una banda de greasers motorizados. Por suerte hubo muchachas que extendieron e incluso, a su manera, cuestionaron ese rol. En otros casos la incursión fue más tímida, pero no por eso menos valiosa en un ámbito que ya perfilaba sus matices machistas, aún hoy presentes de diversas formas.
Entre aquellos ejemplos de chicas rockeras de la primera hora, rescatamos a Barbara Pittman. Se crió en Memphis, Tennessee, EE.UU. dónde de pequeña solía tener un vecino y amigo de juegos llamado Elvis Aaron Presley. Mientras sus madres concurrían juntas a reuniones de Tupperware, lxs chicxs se quedaban cantando. Cuando Elvis se convirtió en un famoso cantante de rock, fue él quien llevó a Barabra a probar suerte en los Sun Studios, donde figuras como el propio Presley o Johnny Cash grababan. En principio, Pittman grababa los demos para otros cantantes -tal vez como muestra del poco valor que se daba a las chicas que querían incursionar en el medio-, pero pronto se hizo de un lugar y registró sus propias canciones en forma de single entre 1956 y 1960. De todos modos, el pobre trabajo de promoción hizo que su carrera se estancara.
En medio de una escena donde la regla eran muchachos cantando sin tapujos sus deseso y reproches a niñas desobedientes, Barbara se despachó con un tema que paralizaba los pelos del brazo de más de un moralista, al reclamar "I need a man". 1956.

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