jueves, 29 de octubre de 2015

The Residents (1977)

En 1977 The Residents no eran algo nuevo. Sin embargo no dejaban de sorprender. No sé si la mejor forma de describir en que andaban ese año sea usando el calificativo de “novedoso”. Pero era lo suficientemente movilizador como para llamar la atención de esa rara camada expresiva juvenil que asomaba a lo largo de la costa oeste estadounidense y que dieron en llamar weirds o punks, según el caso.
Claro que ellos no eran nuevos ni de la costa oeste. La leyenda forjada por sus propios y misteriosos integrantes (difícil aseverar que hayan sido siempre lxs mismxs) había arrancado en el Estado de Louisiana en 1969, con un frustrado pero enriquecedor viaje hacia California.
Ya en su momento, hicimos hincapié en su afición por la anti-música, jugando con las premisas que algunxs punks harían suyas años después: Romper las reglas de la melodía, de lo convencional y de lo sagrado dentro de la cultura pop.
Llamados así a partir del remitente de un demo rechazado por Warner (“enviado a los residentes”), este colectivo fantasmal pudo completar su viaje iniciático tres años después, en 1972, cuando se asientan en San Francisco. Ahí empiezan a construir su trayectoria solo corroborada por ellxs mismxs. Fundan un sello independiente a través del cual intentarán editar sus propios experimentos: Ralph Records. Este nombre hacía alusión a la manera onomatopéyica que se usa en cierto slang para hacer referencia a la acción de vomitar.
Presentado como una verdadera e instalada compañía, hasta contaban con una sección de diseños gráficos, a la cual llamaron Prono Graphics. Aunque su modo de escribir, era un permanente juego de palabras con otros términos de la lengua inglesa (Pore-Know Graphics, Poor-no Graphics, Porneaugraphics, etc.). En realidad se trataba de algunxs de lxs propixs Residents que eran dibujantes y se encargaban del diseño de las portadas de los discos. En los primeros años, ellos eran las únicas “estrellas” de la compañía. Pero con el correr de los años pasarían por su filas algunos grupos como MX-80 Sound o Chrome.
Paralelamente, The Residents decía que sus destinos como colectivo estaban manejados por una empresa de representación llamada Cryptic Corporation, la cual, aseguraban, se había hecho cargo de Ralph Records en 1976.
Y así llegamos al 77. Año de la explosión punk en varios lugares, incluido California. Y The Residents continuaba corriendo la vara de la experimentación siempre un poquito más. Cuando la mayoría solo hacía rock, ellos se volcaban a sacar ruidos de aparatos insólitos y convertirlos en banda sonora de películas que ni siquiera terminarían, entremezclando con mucha anticipación la idea de multimedia. Entre el 74 y el 76, produjeron piezas destinadas a ser incluidas en un disco de tres lados. Fisicamente se trataría del tradicional plato de vinilo. Pero además de las caras A y B, intercalarían entre algunos surcos, otras pistas breves que funcionarían como una tercera cara. La realización era costosa y además supieron que un par de años antes el grupo humorístico inglés Monty Python había hecho algo parecido. Por lo tanto la cosa se publicó como un LP convencional en 1977 bajo el título de Fingerprince, a través de Ralph Records. Hay pistas de dos minutos y otra de 20. Pero The Residents era algo más que bicho de laboratorio jugando con frecuencias, ruidos cotidianos e instrumentos inusuales. The Residents era un concepto variable y sorprendente en vivo que incluía una imagen difícil de definir. Desde momias, hasta robots, hasta luchadores intergalácticos gemelos, siempre ocultando su verdadera identidad.
En 1977, hicieron un especial en una radio de Houston, Texas, para celebrar los cinco años de Ralph. Un disparate que podía ir de pseudo debates sobre la obra de The Beatles a escuchar piezas alocadas incidentales creadas para amenizar el show.
Aunque no usaran alfileres de gancho y nunca se hayan reivindicado como punks, este colectivo que sentó bases en San Francisco ha sido un faro para todos aquellxs que mas o menos cerca del punk quisieron romper también con las propias reglas del rock convencional.
Las pistas del fallido tercer surco de Finferprince saldrían en 1979 con el títulode Baby fingers.


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