jueves, 5 de noviembre de 2015

Dave Edmunds (1977)

El pub rock, como escena semi subterranea de la primera parte de la década de los 70, ha servido tanto como semillero de nuevos músicos en busca de un espacio que se le negaba o como oportunidad para experimentados músicos a los que también las chances de darse a conocer les eran esquivas. Cuando a mediados de esa misma década, el asalto del punk resultó incontenible y difícil de ignorar para cualquier ámbito cultural británico (under o mainstream), muchos de lo que transitaban sus días en el pub tuvieron que replantearse qué camino seguir.
Pocos fueron los que trocaron sus días de pelos largos, camisas leñadoras y pantalones acampanados por un rock punk caótico o grotesco en la línea Sex Pistols o Damned. Incluso, se podría decir que  mixturaron parte de su sonido con cierta furia del punk. Ahí podemos meter a Eddie and The Hot Rods, The Stranglers (en el caso de estas dos agrupaciones, ni siquiera se consideraban punks) o The Vibrators (que sí encontró su lugar en el punk). Del mismo modo algunos individuos como Joe Strummer o Adam Ant, pegaban su salto desde los pubs a un punk más confrontativo y directo, desde lo estético o incluso en su mensaje.
Dentro del torbellino punk, se forjó un rótulo difícil de delimitar, que a veces parecía venir a disciplinar tanto caos. Era el de New Wave. El punk era una nueva ola, pero era tal vez esa palabra, de connotaciones peoyorativas, la que asustaba a algunos sellos y críticxs conservadorxs, que veían con mejores ojos a grupos y solistas que aunque cínicxs, desalineadxs y pesimistas, compartían escenarios con lxs deliberadxs punks con un sonido más elaborado y menos amateur. Parecían traer consigo un backgrond musical más profundo. Y esto en parte se debe a que la mayor parte del pub rock se alineó, voluntaria o involuntariamente, detrás de la new wave en el Reino Unido. Podríamos nombrar a Elvis Costello, Ian Dury, Nick Lowe, Graham Parker y un largo etcéter. Pero ahora, en ese marco, nos incumbe un rockero galés que había salido por primera vez a un escenario junto a su hermano mayor en el año 1954. Nos referimos a Dave Edmunds. Hasta llegar al sacudón del 77, Dave partició en varios conjuntos que desfilaban entre el rockabilly y el blues, desde Edmund Bros Duo, pasando por Thre Stompers, The 99ers, Crick Feather's Hill-Bill's, The Raiders, Humans Beans hasta Love Sculpture, a fines de los 60, el primero de los grupos con el que obtuvo cierta notoriedad a nivel charts.
A principios de los 70 inició su recorrido como solista, el cual también obtuvo positiva repercusión nos sólo en Gran Bretaña, sino también en los EE.UU. A partir de ellos, se abocó a cumplir el rol de productor, poniendo el foco en la creciente escena Pub Rock, circuito semi profesional dónde también tocaría. Bandas del palo como Brinsley Schwarz, Ducks Deluxe o los californianos Flamin’ Groovies, trabajaría en el estudio con él. Uno de los vínculos más particulares y que reflejaba que compleja era la composición de las aguas de ese río aún subterráneo, fue el que tuvo con Motorhead, a los que les produjo la primera grabación. Lemmy Kilmister también venía de las escenas undergound londinenses de los 60, pero eligió un camino más crudo que el más tradicionalista de Edmunds. La cosa no funcionó.
Precisamente de su trabajo con Brisnley Schwarz, queda una estrecha relación con Nick Lowe. Juntos se encaminan, en 1975, en un proyecto que recibirá el nombre de Rockpile. Aunque recién editan algo en 1980, durante esos cinco años, ambos tocan juntos y editan por separado aunque colaborando en sus respectivos álbumes.
En 1977, Dave Edmunds saca un disco. Lo titula Get It. En cierto modo es una suerte de retrospectiva de los varios momentos de la carrera de este músico. Era su tercer disco solista y algunas de las canciones correspondían a la formación que por entonces conformaba Rockpile, es decir, el propio Edmunds, Nick Lowe, más Terry Williams. “Get out of Denver”, tema editado tres años atrás por el rockero estadounidense Bob Seger, abre el álbum, adviritiendo que se trata de un disco de raíz netamente rockanrolera. ¿Punk? No, ¿New Wave? Tal vez, pero Dave Edmunds supo leer la letra fina de esa contrato que retroalimentó a lxs primeroxs punks con quienes venían transcurriendo el camino del under antes que ellxs. Edmunds supo adaptarse a aquel entramado, aunque no sobreviviría, como mucho de lo que se hizo visible en ese año.

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