La
idea de
iniciar este recorrido varios años antes del emblemático 1977, puede
encontrar su explicación en que la manifestación musical punk de 1976/77
significó una de las relecturas y cuestionamientos más importantes (si
no el
más) que ha tenido la cultura pop (incluyendo al rock y sus derivados)
durante
su existencia. En muchos casos usaban las mismas herramientas de lo que
denostaban, es verdad. Pero el
objetivo de aquella destrucción no eran necesariamente los sonidos en
si, o la manera de ejecutarlos, sino (entre múltiple motivaciones) la
industria del espectáculo y lo generado a su alrededor.
Industria de la que el punk formaría parte, tarde o temprano.
Es
quizás por
esto, que especialmente el periodo 76-77nos parece mucho más heterogéneo
que
lo que vino después, a la hora de caracterizar “lo punk”. En esas
primeras
horas podían incluirse lxs que venían de antes (del glam, el mod, el pub
rock)
y aquellxs novatxs que querían una música que lxs conmueva. Sea con
viejas o
nuevas fórmulas, sin demasiados panfletos ni plataformas, tan activxs
como nihilistas. Todo eso podía ser entedido como punk. Y ese marco
hacía que
hoy pueda resultar extraño a muchxs que se considere como personaje
indiscutible de la primera camada punk inglesa a un sujeto como Ian
Dury. Ni
musical ni estéticamente ni éticamente puede parecer hoy un punk. Ni
siquiera
él se llamó a si mismo así. Pero fue partícipe necesario de aquel
asalto.
Rengo
como
producto de aquella epidemia de polio que lo afecto a fines de los 50,
grosero,
cabrón, poco afecto a caer simpático, agresivo incluso con sus mujeres e
hijxs,
y musicalmente trascendente aunque no exitoso para el under que se
gestaba
desde mediados de los 70 en Londres. Tuvieron que pasar varios años para
que aquellos oscuros aspectos de la vida personal de Ian Dury sean de
dominio público. Por entonces un puñado de seres que lo rodeaban
conocían ese costado, que los demás suponían. Para lxs pibxs ávidxs de
un poco
de acción, Dury era reflejo de eso indeseable con lo que varixs seidentificaban.
Sus bandas no la pegaban, sus estilos musicales parecían desfasados, no
era
condescendiente ni con la prensa ni con la audiencia y, sobre todo,
afilaría un costado como letrista que intentaría mostrar la amargura
detrás de los modelos de vida ideales vendidos desde todos los costados.
Aparecía con hojas de
afeitar colgando de su oreja antes que McClaren lo haga marca. Su sueño
era ser
músico. Un buen músico. Pero su hastío podía más. Era un greaser
tullido. Un
matón con aires de jazzero mod, un borracho que quería su nombre delante
de su
propia orquesta. Kilburn and The High Roads, su grupo que, más allá de
sus iniciales deseos,
movía multitudes en la escena de los pubs, no le permitió cumplir dicho
anhelo. Fue el punk, el contexto
en el que se ganó un nombre, aunque (como otrxs tantxs) no se
sintiera del todo a
gusto con esa identificación. Era parte del fenómeno. Y además era una
referencia de cierta idiosincrasia inglesa incluso para el más
iconoclasta de
los punks. Como el propio John Lydon reconoció.
Kilburn and
The High Roads eran un music hall. Su fuerte era Iand Dury en escena con su
apariencia amenazante en el claustrofóbico ambiente de un pub. Pero cuando
eso se trasladó al disco, las agudas letras de Dury, su sarcasmo, su
prepotencia anfetamínica, se perdían en el contraste con la música. A principios del 76, el
tecladista Rod Melvin se fue. La cosa empezaba a tambalear, y tras un concierto
se le acercó un muchacho llamado Chas Jankel. Dury lo mandó a la mierda, sin
saber que pocos días después estarían juntos craneando lo que serían las canciones de un nuevo
emprendimiento que sucedería a Los High Roads (Su última encarnación cumplió paracialmente el anhelo Dury, al llamarse Ian Dury and The Hig Roads, pero no dió buenos frutos tampoco). Hacia el verano del 76 eran historia pasada. Dury y
Jankel tenían varias piezas escritas y, a priori, parecían haber dado en el
clavo en cuanto a la atmósfera musical de lo que Dury susurraba con su
carraspera crónica. Faltaba conseguir otrxs musicxs que se acoplaran a la nueva
etapa. Entonces, además de incluir al saxofonista de los High Roads Davey
Payne, dieron con el guitarrista John Turnbull, el tecladista Mick Gallagher,
el baterista Charlie Charles, y el bajista Norman Watt-Roy, quienes venian del
desintegrado conjunto pop The Loving Awareness Band. Una vez reunidos, grabaron
canciones como para ser publicadas en un disco, las cual fueron llevadas
infructuosamente a diversos sellos. Hasta que dieron con uno nuevo y cercano:
Stiff Records.
Como hemos dicho, esta nueva compañía independiente fundada por
Dave Robinson y Jacke Riviera, que seguía los pasos de Chiswik, pusos sus ojos
en lo residual de la escena pub rock y lo que nacía de ella y otras escenas,
que no era otra cosa que el punk. Así, con la supervisión artística de Nick
Lowe, nombres como Elvis Costello, Wreckless Eric o The Damned fueron dando
forma a un circuito de bandas de lo más diversas. En tal sentido, Ian Dury, con un
sonido alejado de la crudeza encarnada por, por ejemplo, Sex Pistols, ayudó a perfilar desde Stiff
cierta identidad de la new wave inglesa, con letras directas
aunque con un sonido más comercializable y diverso. Quizás en esa
versatilidad residía la diferencia a la hora de usar una u otra
etiqueta. Si eras "punk" o "new wave", aunque muchas veces la última
englobe a las dos.
El
Pub Rock había tenido gran arraigo en Londres, pero también lo tuvo en
Essex, uno de sus principales escenarios. De allí (Al igual que, por
ejemplo Dr Feelgood o Eddie and The Hot Rods) provenía Ian Dury. Ian
conocía bastante los bares de su localidad, y allí era común ver a ese
tipo de borracho que parecía parte de la decoración del lugar, que tras
su trabajo se gastaba sus pocos peniques en unas pintas y todo ebrio
volvía a su casa a hacerle la vida imposible a su familia, no sin antes
buscarse problemas innecesarios con la primera cara que le disgustase. Lo
que allí llamaban un blockehad, forma despectiva y práctica de
calificar a alguien de pocas luces. A ese tipo de sujeto fue
dirijida la canción, precisamente, llamada "Blockhead" y que, acabaría
dando nombre también al grupo que acompañaría a Dury en su nueva etapa.
Habiendo estampado la firma con Stiff y sin ningun disco grabado,
son embarcados en una gira promocional con el resto de las atracciones del
sello.
El primer
single liberado por Stiff fue “Sex and drugs and rock and roll” y se publicó el
26 de agosto de 1977, curiosamente solo bajo el nombre de Ian Dury. Y es que de
su grabación sólo participaron tres de los futuros Blockheads. De todas
maneras, se sabe que es una canción del grupo. Su título, mas que su letra,
hizo que la BBC no la quiera pasar. Solo algunos como John Peel
lo
promocionaban poniendo el lado B del single, “Razzle in my pocket”.
Vendió
19 mil copias, lo cual no significaba mucho para un lanzamiento sobre el
que estaban depositadas mayores expectativas, aunque sabidas eran las
limitaciones de distribusiones de pequeñas compañías como Stiff.
Ello no impidió que alguxs críticxs hablaron bien del single. El propio
Dury
lo catalogó de "himno punk", ya que aunque el título indique lo
contrario, pone el foco en que el estilo de vida autodestructivo
endilgado a lxs punks (el de la droga, el sexo y el rock and roll en
todo momento) no era menos noscivo que el de cualquier ordinario
oficinista o buen ciudadano modelo atado a su gris rutina.
Fuente: www.punk77.co.uk
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