miércoles, 3 de febrero de 2016

Ian Dury & The Blockheads (1977) Pt. I

La idea de iniciar este recorrido varios años antes del emblemático 1977, puede encontrar su explicación en que la manifestación musical punk de 1976/77 significó una de las relecturas y cuestionamientos más importantes (si no el más) que ha tenido la cultura pop (incluyendo al rock y sus derivados) durante su existencia. En muchos casos usaban las mismas herramientas de lo que denostaban, es verdad. Pero el objetivo de aquella destrucción no eran necesariamente los sonidos en si, o la manera de ejecutarlos, sino (entre múltiple motivaciones) la industria del espectáculo y lo generado a su alrededor. Industria de la que el punk formaría parte, tarde o temprano.
Es quizás por esto, que especialmente el periodo 76-77nos parece mucho más heterogéneo que lo que vino después, a la hora de caracterizar “lo punk”. En esas primeras horas podían incluirse lxs que venían de antes (del glam, el mod, el pub rock) y aquellxs novatxs que querían una música que lxs conmueva. Sea con viejas o nuevas fórmulas, sin demasiados panfletos ni plataformas, tan activxs como nihilistas. Todo eso podía ser entedido como punk. Y ese marco hacía que hoy pueda resultar extraño a muchxs que se considere como personaje indiscutible de la primera camada punk inglesa a un sujeto como Ian Dury. Ni musical ni estéticamente ni éticamente puede parecer hoy un punk. Ni siquiera él se llamó a si mismo así. Pero fue partícipe necesario de aquel asalto.
Rengo como producto de aquella epidemia de polio que lo afecto a fines de los 50, grosero, cabrón, poco afecto a caer simpático, agresivo incluso con sus mujeres e hijxs, y musicalmente trascendente aunque no exitoso para el under que se gestaba desde mediados de los 70 en Londres. Tuvieron que pasar varios años para que aquellos oscuros aspectos de la vida personal de Ian Dury sean de dominio público. Por entonces un puñado de seres que lo rodeaban conocían ese costado, que los demás suponían. Para lxs pibxs ávidxs de un poco de acción, Dury era reflejo de eso indeseable con lo que varixs seidentificaban. Sus bandas no la pegaban, sus estilos musicales parecían desfasados, no era condescendiente ni con la prensa ni con la audiencia y, sobre todo, afilaría un costado como letrista que intentaría mostrar la amargura detrás de los modelos de vida ideales vendidos desde todos los costados. Aparecía con hojas de afeitar colgando de su oreja antes que McClaren lo haga marca. Su sueño era ser músico. Un buen músico. Pero su hastío podía más. Era un greaser tullido. Un matón con aires de jazzero mod, un borracho que quería su nombre delante de su propia orquesta. Kilburn and The High Roads, su grupo que, más allá de sus iniciales deseos, movía multitudes en la escena de los pubs, no le permitió cumplir dicho anhelo. Fue el punk, el contexto en el que se ganó un nombre, aunque (como otrxs tantxs) no se sintiera del todo a gusto con esa identificación. Era parte del fenómeno. Y además era una referencia de cierta idiosincrasia inglesa incluso para el más iconoclasta de los punks. Como el propio John Lydon reconoció.
Kilburn and The High Roads eran un music hall. Su fuerte era Iand Dury en escena con su apariencia amenazante en el claustrofóbico ambiente de un pub. Pero cuando eso se trasladó al disco, las agudas letras de Dury, su sarcasmo, su prepotencia anfetamínica, se perdían en el contraste con la música. A principios del 76, el tecladista Rod Melvin se fue. La cosa empezaba a tambalear, y tras un concierto se le acercó un muchacho llamado Chas Jankel. Dury lo mandó a la mierda, sin saber que pocos días después estarían juntos craneando lo que serían las canciones de un nuevo emprendimiento que sucedería a Los High Roads (Su última encarnación cumplió paracialmente el anhelo Dury, al llamarse Ian Dury and The Hig Roads, pero no dió buenos frutos tampoco). Hacia el verano del 76 eran historia pasada. Dury y Jankel tenían varias piezas escritas y, a priori, parecían haber dado en el clavo en cuanto a la atmósfera musical de lo que Dury susurraba con su carraspera crónica. Faltaba conseguir otrxs musicxs que se acoplaran a la nueva etapa. Entonces, además de incluir al saxofonista de los High Roads Davey Payne, dieron con el guitarrista John Turnbull, el tecladista Mick Gallagher, el baterista Charlie Charles, y el bajista Norman Watt-Roy, quienes venian del desintegrado conjunto pop The Loving Awareness Band. Una vez reunidos, grabaron canciones como para ser publicadas en un disco, las cual fueron llevadas infructuosamente a diversos sellos. Hasta que dieron con uno nuevo y cercano: Stiff Records
Como hemos dicho, esta nueva compañía independiente fundada por Dave Robinson y Jacke Riviera, que seguía los pasos de Chiswik, pusos sus ojos en lo residual de la escena pub rock y lo que nacía de ella y otras escenas, que no era otra cosa que el punk. Así, con la supervisión artística de Nick Lowe, nombres como Elvis Costello, Wreckless Eric o The Damned fueron dando forma a un circuito de bandas de lo más diversas. En tal sentido, Ian Dury, con un sonido alejado de la crudeza encarnada por, por ejemplo, Sex Pistols, ayudó a perfilar desde Stiff cierta identidad de la new wave inglesa, con letras directas aunque con un sonido más comercializable y diverso. Quizás en esa versatilidad residía la diferencia a la hora de usar una u otra etiqueta. Si eras "punk" o "new wave", aunque muchas veces la última englobe a las dos.
El Pub Rock había tenido gran arraigo en Londres, pero también lo tuvo en Essex, uno de sus principales escenarios. De allí (Al igual que, por ejemplo Dr Feelgood o Eddie and The Hot Rods) provenía Ian Dury. Ian conocía bastante los bares de su localidad, y allí era común ver a ese tipo de borracho que parecía parte de la decoración del lugar, que tras su trabajo se gastaba sus pocos peniques en unas pintas y todo ebrio volvía a su casa a hacerle la vida imposible a su familia, no sin antes buscarse problemas innecesarios con la primera cara que le disgustase. Lo que allí llamaban un blockehad, forma despectiva y práctica de calificar a alguien de pocas luces. A ese tipo de sujeto fue dirijida la canción, precisamente, llamada "Blockhead" y que, acabaría dando nombre también al grupo que acompañaría a Dury en su nueva etapa.
Habiendo estampado la firma con Stiff y sin ningun disco grabado, son embarcados en una gira promocional con el resto de las atracciones del sello.
El primer single liberado por Stiff fue “Sex and drugs and rock and roll” y se publicó el 26 de agosto de 1977, curiosamente solo bajo el nombre de Ian Dury. Y es que de su grabación sólo participaron tres de los futuros Blockheads. De todas maneras, se sabe que es una canción del grupo. Su título, mas que su letra, hizo que la BBC no la quiera pasar. Solo algunos como John Peel lo promocionaban poniendo el lado B del single, “Razzle in my pocket”. Vendió 19 mil copias, lo cual no significaba mucho para un lanzamiento sobre el que estaban depositadas mayores expectativas, aunque sabidas eran las limitaciones de distribusiones de pequeñas compañías como Stiff. Ello no impidió que alguxs críticxs hablaron bien del single. El propio Dury lo catalogó de "himno punk", ya que aunque el título indique lo contrario, pone el foco en que el estilo de vida autodestructivo endilgado a lxs punks (el de la droga, el sexo y el rock and roll en todo momento) no era menos noscivo que el de cualquier ordinario oficinista o buen ciudadano modelo atado a su gris rutina.



Fuente: www.punk77.co.uk

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