Ahora bien, la pregunta que, al menos a nosotrxs,
nos surge inmediatamente, es ¿De qué causa hablamos? ¿Se puede coquetear con el
punk o usarlo como un trampolín para aventurarse en otros camino que hoy nos
resultan completamente antagónicos al espíritu que, creemos, lo punk,
representa? Bien, responder a esto sería plantear una hipótesis difícil de
resolver, pero que al menos nos da la excusa de ver a través de sus sonidos de
qué iba la cosa en su momento de mayor ebullición, y también en los años formativos
de la cuestión.
Tal
vez resulta complicado pensar como unx inglés,
escocés, irlandés o estadounidense de los años 76 o 77 -pensando en esos
lugares como sedes del puntapié incical de la expresión que nos
incumbe-. En especial porque
estas categorías no son uniformes y están atravesadas por diversas
cuestiones
sociales, culturales, étnicas, de clase, etc. Pero lo que hoy para
nosotrxs
puede ser “el punk”, sin vueltas, en general asociado a cierta
radicalidad
musical e incluso discursiva –en ocasiones activa-, 40 años atrás en
algún
rincón de las islas británicas, podía ser la ocasión ideal para romper
con años
de hegemonía de megaestrellas y asaltar los escenarios, para luego –una
vez
sorteada la etapa incial de rescate de la irreverencia del rock and roll
original perdida- hacer lo que se crea más honestos con cada unx.
Toda
esta perorata viene a cuento de que cuando
buscamos data sobre los irlandeses Boomtown Rats, se suele aclarar de
diversa
manera, que no se trataría a decir verdad de una banda del todo “punk”.
Cosa
que ocurre con otras tantas. Pero entonces ¿Por qué se los incluye? ¿Qué
hace
que no se pueda eludirlos? Dejando de lado el sonido de su música hacia
1977 -La cual se había readaptado a los tiempos que corrían y sonaba
cada vez más
punk-, Boomtown Rats fue parte del punk, primero irlandés y luego
británico,
por entender que aquel contexto de cierta libertad expresiva les era
útil para
sus propios proyectos, no para los de determinada compañía de discos, o
etiqueta. Por supuesto, después, sus caminos se abrieron respecto de la
cierta
línea que el punk siguió en los 80, respecto a la ética de la
independencia de
la industria y la crítica social. Pero no por ello podemos decir que fue
una
banda apolítica. Bob Geldof, su histórico cantante, nunca ha pasado
desapercibido en estos 41 años de historia en la música pop. Como él
mismo
dijo:
"Hemos tocado y grabado exactamente el tipo de música que queríamos hacer (…) Tengan o no sentido comercialmente hablando. Sabíamos que podía haber algún hit, tanto canciones como 'Never In A Million Years', que no fue musicalmente tan importante para nosotros, como éxitos tales como 'Rat Trap' or 'I Don't Like Mondays'.
Fuente: www.punk77.co.uk
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