sábado, 23 de julio de 2016

Motörhead (1977)

Abril de 1977 encuentra a Motörhead habiendo recorrido alrededor de un año y medio de un camino sinuoso en la búsqueda de dar a conocer su proyecto. En el medio pasaron cambios de bateristas, guitarristas y un disco que no fue publicado por el sello United Artists, ante la duda de que el mismo alcance el suceso comercial esperado. Ese momento, bajo la optica de la compañía, llegaría recién tres años más tarde.
Pero Motörhead no podía detener por ello su maquinaria. Y es esta una definción acertadísima de la propuesta que enarbolaba Lemmy Kilmister: La de un grupo que resulte una mole metálica, una topadora, entre cuyos aceitados engranajes pueda reconocerse una versión acelerada y furiosa de sus héroes Jerry Lee Lewis, Littel Richard y Chuck Berry. Para el ideal funcionamiento de esta máquina era clave la energía de "Fast" Eddie Clark y la potencia de Phil "Philty Animal" Taylor. Entre la grabación de lo que sería On Parole y comienzos del 77, la banda ajustó las tuercas tocnado mucho en vivo, despelgando un claro ejemplo de ese rescate de las más profundas y salvajes raíces del rcok a las que Lenny aspiraa, tras años de odiseas espaciales con el LSD.Ello generó un inicial y duradera empatía con el punk rock, aunque nunca se sintieron del todo cómodos con formar parte de etiqueta alguna (ni siquiera luego con la de "heavy metal"). En torno a esa relación, Lemmy la retrata en un par de anécdotas.
"Vos sabías que los punks iban a ser algo importante, porque ellos te decían que lo eran. Rat Scabies estaba detrás de mí en Dingwalls, era un llamativo erizo de  horrible pelo rojo, con manchas por todo el cuerpo. El me dijo: 'Oi!, ¿Sos Lemmy no es cierto?' Dije,'Sí', Me volvió a preguntar,'¿Te crees una estrella de rock o algo así?' le respondí, 'Buenosi tiene que haber una, que esa sea como yo’. Entonces me dijo: 'Muy bien, te voy a comprar un trago.' Desde entonces hemos sido amigos."
"Compartimos conciertos con The Damned, y siempre sentí más afinidad con las bandas punk que con las bandas de metal, o sea, teníamos mucho más en común con The Damned que con Black Sabbath. Quiero decir, no tenemos nada que ver con Judas Priest. Estaban The Damned, Sex Pistols, Johnny Thunders and The Heartbreakers, antes de que todo se cague de nuevo. Ellos eran grandiosos, Johnny Thunders and The Heartbreakers. Cuando llegaron por primera vez a Londres y estaban relativamente limpios, no tenían un peso partido al medio. Pero entonces, una vez más, la heroína ayudaba a una generación a atravesar sus problemas."


En el medio de todo ello, Jacke Riviera de Stiff Records ofreció al grupo publicar un 7" con dos de los temas que iban a salir en el LP archivado por United Artists. Para ello costearon a medias los gastos de producción y en abril del 77 salió el single Livin' here/White line fever. Pero UA ordenó detener la distribución del mismo por tener los derechos de difusión de las canciones en el Reino Unido. El disco se publicó en Francia y fue importado a Inglaterra, apareciendo estos temas luego en el compilatorio A Bunch of Stiff Records.
De todas maneras, no todo resultaba tan esperanzador. Entre fines del 76 y principios del 77, se encontraban maniatados por el contrato que habían firmado con United Artists, en posesión de su única grabación y que seguía sin ver la luz. Tras una desgastante negociación, consiguen liberarse del vinculo, pero ahora debían enfocarse en entablar otro que no socave el potencial del grupo.
La cosa había llegado a tal punto que se barajó la posibilidad de dar un último concierto en el Marquee de Londres, el cual querían registrar como legado. Ahí aparece la figura de Ted Carroll, dueño de la disquería Rock On y del sello independiente Chiswick Records. Carroll sería el encargado de llevar esa noche el equipo protátil con el cual grabar la presentación, pero por alguna razón que desconcemos, no pudo hacerlo. Para compensar el desencuentro, les ofreció 48 horas gratis en Escape Studios de Kent para que dispongan de ellos y graben lo que puedan/quieran. Y así sucedió. Tras el concierto en el Marquee, Motörhead entró al estudio y grabó alrdedor de doce temas entre el 27 y el 29 de abril de 1977. Ocho de ellos acabarían integrando el postergado disco debut. De estar casi a punto de tirar la toalla, Lemmy, Phil y Eddie tenían en la calle, a través de Chiswick Records.
Un debut que sentaba bases de un sonido definitivamente influyente, aunque suene lejano al de los 80. Se nota que el disco Motörhead se encuentra en un cruce de caminos sonoros. Hay vestigios psicodélicos/espaciales con temas orignalmente escritos por Lemmy en Hawkwind como "The Watcher" o la propia "Motörhead", homenajes a la vieja escuela del rockabilly con “The Train Kept A-Rollin" (un tema de jazz de Tiny Bradshaw, que hiciera famosa en versión rockabilly Johnny Burnette y su trío)
Burnette y su trío, o la escuela blusera del trío en piezas como "Iron Horse / Born to Lose".

La mayoría de los temas fueron escritos por Lemmy, Clark y Taylor, aunque algunos como “Vibrator”, “Lost Johnyy” o “ Keep us on the road” contaban en los créditos con el aporte de Larry Wallys y Mick Farren.
Como no podía ser de otra manera, la portada que los lanzó al ruedo en un larga duración incluía solamente al símbolo que los haría conocidos por siempre: Esa suerte de bestia metalizada, o armadura salvaje llamada Snaggletooth B. Motörhead, creada por el artista Joe Petagno. Una imagen que resumía a la perfección esa propuesta de la que hablábamos al principio: Una bestia métalica, agresiva, mezcla de jabalí, lobo y oso. El detalle del casco y las cadenas fue agregado por el propio Lemmy Kilmister.A Eddie Clark le costó asimilarlo, pero cayó ante su encanto: “Me dio un escalofrío la primera vez que lo vi. Pensé, vaya, esto no va a gustar mucho..., porque era demasiado para aquella época. Pero llegué a quererlo... Al principio no daba miedo, eso en aquella época hubiera sido de mal gusto”.
En agosto salieron las primeras 1000 copias del disco, y la banda revivió casi con el último hálito de oxígeno, en parte gracias a cierta lógica independiente que el punk estaba implantando. Motörhead transitaba en todo sentido, en ese terreno limítrofe entre la nueva y la vieja tradición del rock and roll. Y de hecho trascendería todas las etiquetas, como lo harían otros contemporáneos neoyorquinos, los Ramones.



Fuente:
www.loudwire.com
www.theguardian.com
Jerry Lee Lewis, Little Richard and Chuck Berry

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