"Tal vez este
nombre no signifique nada para vos. Si es así espero que leas esto de todos
modos, porque una de las razones por las que estoy escribiéndolo es que hay
tanto de lo que mató a Peter en mí, como lo hay en vos. Esta es una revista
creada por los escritores de rock, sobre los músicos de rock, para los
aficionados al rock, y Peter fue las tres cosas. Antes de morir el 22 de junio
a la edad de veinticuatro años, a causa de una pancreatitis aguda, fundó la
legendaria banda de rock subterráneo originales de Cleveland, Ohio, Rocket From
the Tombs. Tocaban una afetamínica mezcla de Velvet-Stooges, y Peter lanzaba
letras del tipo 'No puedo pensar / Necesito un trago / La vida
apesta'. Poco después mutaron en Pere Ubu, a quienes puede escuchárselos
(incluyendo los solos de guitarra de Peter) en el primer álbum Max’s Kansas
City. Me pareció curioso que cuando fueron entrevistados en un reciente
número de la revista, no mencionaron a su fundador, que luego fue expulsado.
(…)
Ahora que está
muerto, y espero que no tomen esto como mero sentimentalismo u otra perorata
contra las drogas. Me gustaría simplemente tratar de preservar algo del
significado de la vida y de la muerte de Peter para aquellos que están dentro
como afuera de la escena en la que se inmoló sólo para emular. En especial me
gustaría dirigirme a cierto boludo de Cleveland que se rió cuando fui al CBGB la noche de la muerte de Peter y hablé a todos acerca de ella. Porque la
muerte de este muchacho no tenía ningún sentido, no se trataba sólo de un tonto
que tomó demasiadas drogas y entonces ¿Qué importa? Si total iba a ocurrir de
todos modos. Peter Laughner tenía sus dolores privados y sus compulsiones,
pero, al menos en parte, murió debido a que quería ser Lou Reed. Sin duda no
era culpa de Lou; Era responsabilidad del propio Peter. A pesar de que fue una
víctima de su tiempo, el se llevaba todo puesto. En algún sentido, Peter me
recordaba a un personaje de una vieja historia de Terry Southern, You're
Too Hip, Baby. Se trataba de un hombre de la escena bohemia en París,
alrededor de 1960, que seguía a los músicos de jazz, poetas y aficionados a todos
lados, tomando las drogas que tenía que tomar, haciendo y diciendo las cosas
correctas. Con el tiempo llegó a encajar de una manera tan perfecta, que otro
hipster lo encaró diciéndole: 'Sos demasiado moderno nene. Ya no puedo llevarte
más'. Y algo de eso me pasó con Peter y con casi todos los que conozco.
Puesto que hoy cruzaría la calle para escupir a Lou Reed, no por Peter, sino
porque la muerte de Peter significó el fin de una era para mí, la era de los
más intensos cultos al nihilismo y el cuelgue en todas sus formas
comercializables. (Y tal vez sea sólo una señal más de que los conceptos gemelos de
nihilismo y antihéroe ya cansaban. Lo que comenzó El Salvaje y James 'nadie me entiende' Dean, seguido por el vehemente aumento de
negativismo a través de los Stones, Velvet e Iggy hasta culminar con la jerga
artificial de grupos como Suicide que si bien eran opresivos y
ofensivos, eran tan aburridos que te llevaban a pensar que tal vez sea hora de
empezar a pensar en términos de héroes de nuevo, de amor en lugar de odio, de
energía en lugar de violencia , de fuerza en lugar de crueldad, de acción en lugar de reacción.) Pero sospecho
que es también el comienzo de una era en que la 'new wave' puede presumir ser
la primera víctima, y dada la predilección de esta escena por las drogas y una
capacidad destructiva en general, podés apostar que habrá muchos más. Parece
demasiado cursi decir que es preferible aferrarse más a la vida y buscar
energías positivas. Recuerdo estar sentados en el living de la casa de mi madre
con uno de mis viejos compañeros de vicios en 1971, diciéndole que iba a tratar de
dejar las drogas (por supuesto no lo hice) y vacilé una explicación:
"Bueno... es solo... que quiero dedicarme un poco a mi vida...". Me
dio vergüenza. Se rió durante quince minutos. Tres meses más tarde él estaba
muerto. Pero si Peter Laughner murió en parte por mis pecados te digo ahora que
nunca voy a tomar anfetaminas de nuevo (De todos modos me hacen escribir
basura) y si querés suicidarte, podés hacerlo también, pero mantenete alejado
de mí, porque es demasiado triste, para lo cual, además, no tengo tiempo. Tal
vez el mejor epitafio que podía ofrecer Peter viene de la conclusión de su
propia valoración de Coney Island Baby: 'Sentado acá, tal vez sobrio e
incluso lúcido, en uno de esos días de invierno que hacen que te des cuenta que
un nuevo año está a la vuelta de la esquina y tenés muy poco para mostrar al
respecto, pero si no va a hacer nada en este planeta, es mejor juntarlo con las
dos manos y hacerlo vos mismo'. (…)
Lester Bangs - New York Rocker. Septiembre-octubre
1977
Fragmento de su artículo sobre la muerte de su amigo Peter Laughner.
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