sábado, 20 de agosto de 2016

Sex Pistols (1977) Pt. VI

"Johnny Rotten jamás aprendió el lenguaje de la protesta, en el que uno busca una reparación de los agravios y le habla al poder con una voz suplicante, legitimando el poder en el mismo acto de hablar, no era de eso de lo que se trataba. En 'Pretty Vacant' los Sex Pistols reclamaban el derecho a no trabajar, Y el derecho a ignorar todos los valores que eso implicaba: perseverancia. Ambición, piedad, frugalidad, honestidad y esperanza, el pasado que Dios había inventado para que pagáramos por él, el futuro que había de construirse por medio del trabajo.
'Vuestro Dios se ha marchado', ya había cantado Johnny Rotten en 'No Feelings' (Nada de sentimientos), la cara B del primer y abortado prensado de 'God Save the Queens', 'Back Anothcr Day' (Vuelva otro día). En comparación con la sociología de Rhodes, Johnny Rotten hablaba una lengua desconocida. Con un millón de parados, los Sex Pistols se sentaban en un portal, se pavoneaban y escupían: 'Estamos bastante / bastante desocupados / estamos bastante / bastante desocupados / estamos bastante / bastante desocupados / y no nos importa.' Y con todo era su disco más divertido, y el más profesional: sonaban más como los Beatles que como un accidente de tráfico, pero cuando Johnny Rotten sacaba la lengua como si ésa fuese su última palabra, levantaba ampollas; al igual que los singles anteriores, 'Pretty Vacant' provocaba una carcajada en el público, y luego la devolvía garganta abajo.
De modo que ése erael plan: Dios y el Estado,el pasado, el presente y el futuro, la juventud y el trabajo, todas esas cosas estaban detrás de los Sex Pistols a medida que ellos avanzaban hacia el final de su primer y último año en las listas de éxitos. Todo lo que quedó fue 'Holidays in the Sun' (Vacaciones en el sol): unas bien ganadas vacaciones, aunque geopolíticas e históricas, absorbiendo más territorio del que hablan pisado los Sex Pistols, y durante más años de los que ellos habían vivido."
Greil Marcus – Rastros de Carmín



"« 'I don't wanna a holiday in the su-un.NGGH!'. Con su desprecio la voz de Johnny Rotten rompe el cristal de todoso los Clubs Mediterrané del mundo que ofrecen 'vacaciones económicas' en la miseria ajena. Cada vez que lo escucho de nuevo (perdí la cuenta) ese 'NGGH' huraño me cuasa una extraña fricción satisfactoria. Tengo ganas de aullar con él». Hacía muchos años (diez años de discos de rock bienamados) que no le ocurría esto al influyente crítico francés Phillipe Manouvre de Rock & Folk. Never Mind the Bollocks es el primer LP de Sex Pistols. Y el disco más esperado del año. Debe borrarse la idea de que el grupo es la cabeza y la columna vertebral de la new wave (actualmente un depósito de oportunistas). SP es un fenómeno en sí. Trasciende la etiqueta. Más allá de sus introducciones violentas, de sus finales abruptos como puertas que se cierran (una especialidad de SP), sus riffs opresivos abren el camino a desfiles despiadados de imágenes eléctricas. Cuando Johnny Rotten canta 'You are a lia-a-ar', acusa a todos los mentirosos del mundo. No hace falta explicar a quienes se refiere: los rechaza, los desafía. Controversial y carismático como personaje, como cantante es extra-ordinario (en el sentido literal y con el guión en el medio). Sus frases únicas, su manera de estirar las palabras, de exprimirles una sonrisa que se le adivina sin verlo, su berrido final.. hacen de él un innovador. Además es terriblemente real. Vive cada palabra de sus canciones. No son simplemente letras que dan miedo o hacen rabiar de felicidad. Es su intesidad para escupirlas dentro del sonido del grupo lo que llega.
Las canciones de Sex Pistols son rlevantes en el sentido de las verdaderas poesías del rock: sólo resumen todo su sentido en su contexto ¿Dónde acumuló Johnny tanta furia-agresión? ¿Por qué estalla así? A preguntas malintencionadas, respuestas abiertas: la fricción que siente al escucharlo tiene un sentido explícito. Es el sentido impalpable, pero real, de una época: 1977. La new wave y el terrorismo estilo Baader Meinhof, etc. (causa-rebelión-represión) no aterrizan en el mismo espacio-tiempo por coincidencia. Extraño romanticismo, desesperanzada esperanza. Uno solo (mi vida) en este (ese) mundo. Escucho (siento) las entrelíneas de SP, Trato de ir más allá de ellas cuando Johnny canta: 'Harías mejor en comprender / que estoy enmaorado de mí mismo / mi yo, mi hermoso yo / no tengo sentimientos / para nadie más'
Se ama a Jonnhy porque aún se le respeta. Se le prohíbe porque asusta. En él, chicos y autoridades encuentran el exorcismo de un años -o de años- de frustración-depresión-confusión.Para ambos, a esta altura de su star.trip, el de Johnny es un nombre que lee en líneas tipográficas, fotos que lo muestra asustadoy glorioso, un imprevisible rumor. Saben de él por las consecuencias de sus actos. Saben que él, la marioneta que tan bien actúa, o genéricamente ese grupo que representa, es terriblemente lúcido. Por esas imprecisiones de la ley que les permitieron tocar en el Támesis, cuando los prohibieron en tierra firme, un día escucho que Johnny está invitado al programa de Tonny Vance, en Radio Capitol.  ¿Cómo, me pregunto, no está prohibida la transmición de su música? Jony no canta (y casi ni hablani lleva el flamable, inanunciable LP, sino los disco que más le gustan: Tim Brockley, Bowie, Vander Graff Generator, Can, Neil Young... y mucho reggae, 'Amo toda la música', dice.
Su LP no evoca a ninguan. Buscando una atención puede hallarse analogías. Naturalmente, no llegan al oído. Imposible hacer las comparaciones de rigor que se hacen con los demás dicos de rock. Sorpende que este álbum escape tanto de los clichés de la new wave: No es como The Clash en..., ni al revés que Boys en..., está entre... A primera audición parece repetitivo. Se necesitan algunas pasadas para advertir que se trata de una ilusión superficial: la similutd entre fragmentos se debe al acercamiento rítmico acelerado (speed). Paul Cook produce un golpeteo inalterable en la batería. Tiene una manera muy personal de saltar de un tiempo a otro. El bajo lo sigue con una fidelidad obsesionante: Difícil distinguir en que tema está aún Glen Matlock o ya Sid Vicious. En el disco se nota un trabajo; lo original es que apesar de éste, no pierde espontaneidad.
Los arreglos no dejan espacio a la neor incertidumbre. Tal vez se deba a Steve Jones. Se habla tanto de de Rotten y SP que no se escucha a su guitarrista formidable. Nadie puede hablar de aptitud en el punk rock, pero Steve hace pensar que llevarán años y varios discos antes que se remarque su presencia. Sus intervenciones son el plano posterior: el soporte de la estructura. Superpone los riffs en avalanchas, simplifican los cortes instrumentales, agrede sutilmente, todo sin ostentación. Con justo lo que le hace falta de overdub (mejoramiento en los estudios)su guitarra puntualiza, sostiene, prolonga,empalma la voz de Rotten y el sonido SP. Al máximo de volúmen, fuzz y velocidad los instrumentos, las canciones pueden sentirse como gritos histéricos o verdades viscerales (con toda la gama de estados intermedios).
El disco tiene éxito masivo antes de aparecer. De la reacción oficial nada puede agregarse es la lógica oficial.. El sistema se rinde ante sus propias metáfiras: primeros en ventas durante dicimebre, los charts de las revistas y disquerías empiezan por el número dos. El primer casillero vacante indica el nombre de los prohibidos. Ni Phillipe Manoeuvre, ni ninguno de los 'centenares' de periodistas y críticos de rock, pro y antipunk, quieren levantar un culto de Sex Pistols ni hacer de Rotten otro héroe o estrella, pero no pueden dejar de hacerlo. Por eso es tan comprensible que todas las reseñas coinciden en concluir que el disco no alegra ni aburre: hace reír con los puños cerrados. Never Mind the Bollocks es una experiencia personal como la punkitud misma."
Juan Carlos Kreimer, Punk la muerte joven

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