jueves, 18 de agosto de 2016

Sex Pistols (1977) Pt. III


"En mayo Sex Pistols firma con Virgin Records y el disco God Save The Queen puede ser distribuido para su venta. Al igual que para presentarse en vivo, pesa sobre los disco la prohibición de ser anunciados y difundidos por radio y televisión (...) Aparece bajo el seudónimo de SPOT (Sex Pistols on Secret Tour) (...) Hacen un gig destinado a una filmación de la televisión norteamericana, con audiencia estrictamente limitada, y otro, el último, en una lancha de alquiler irónicamente llamada Queen Elizabeth. Este es durante la fiesta mayor del Silver Jubilee. (...) Cantan (sólo tienen prohibido cantar sobre tierra firme) su versión  de 'God Save the Queen', un himno de nihilismo furioso que lleva el estado de posesión demoníaco del rock a un extremo imprecedente. Media docena de embarcaciones policiales que escoltan el concierto forzan a la Queen Elizabeth a amarrar en la rampa de Charing Cross; en ese momento Sex Pistols interpreta 'No Fun'. Les ordenan silencio. Ellos siguen a todo volúmen hasta que les cortan el suministro de electricidad. Esta vez el pogo no es audiencia contra audiencia sino músicos y amigos contra la ley (...)Sex Pistols es silenciado por decreto en las radios y en las tiendas. Sin embargo su single, God Save the Queen, es uno de los diez discos de mayor venta durante las celebraciones reales. (...) El sistema quiere controlar las energías de la juventud y al mismo tiempo capitaliza en dinero sus productos malditos. (...)
El jubileo no concluye ahí (...)  Daily News titula: 'Rotten acuchillado' cuando Johnny es atacado con una navaja en el parking del Hotel Pegaso, de Highbury, y golpeado como de costumbre. El sábado siguiente se producen treinta arrestos en King's Road. Islington Gazzette entrevista a Eileen Lydon, madre de Johnny Rotten: 'Puedo aceptar -dice ella- que la gente se sienta golpeada por algo nuevo, pero eso no autoriza a golpear realmente, ni a la prensa a magnificar historias acerca de las andanzas de mi hijo y sus amigos. Grupos como el de Johnny contribuyen con la sociedad a sacar a los chicos de la calle'. Al día siguiente, Paul Cook vuelve a sentir los cadenazos en Shepherd's Bush. Los directivos de Virgin y el director de Sex Pistols afirman rechazar la idea de ponerles guardaespaldas. Al Clark, de Virgin, dice: 'Eso los pondría en idéntica posición que las estrellas del 60'. Hasta un jefe de arte de Virgin es atacado en las inmediaciones de Portobello Road.(...) Míster Bernard Brook Patridge, presidente del Comite de Entretenimiento del Great London Council, admite por escrito que los conciertos de punk rock y en especial los de Sex Pistols serán impedidos como medida de seguridad social. 'Creo -afirma- que Sex Pistols es sangrientamente revoltoso. Hay dos miembros de este organismo, míster John Branagan y yo mismo, que haremos todo lo posible para no dejarlos presentarse más en Londres. Nunca más... El electorado me puso aquí para que yo decida. Mi poder no se discute. Si Sex Pistols quiere cambiar el sistema aún tiene la libertad para presentarse en las próximas elecciones de distrito.' Escrupuloso o no, la opinión de míster Patridge prevalece. Por eso mismo, Sex Pistols no quiere cambiar el sistema sino destruirlo"

El baterista Paul Cook narraba a Jon Savage su propia experiencia, en cuanto a la creciente violencia en torno al grupo, de la siguiente manera:

"¿Cómo fue cuando los atacaron?

Íbamos caminando por Goldhawk Road con mi novia de ese momento, y habían unos Teddy Boys, tres o cuatro, y yo usaba zapatos de Teddy Boys, lo cual se estilaba en esos días. Me encararon y me preguntaron '¿Por qué usas esos zapatos, punk?', 'Me gustan, ¿Por qué?' les dije. Y empezamos a caminar hacia Shepherd’s Bush Green con ellos siguiéndonos. Sabía que estaban buscándonos, entonces doblé y busqué ocultarnos de ellos, y eso fue todo.  Creí estar bien escondido, hasta que sentí que me golpearon con algo metalico.

La cosa terminó en la estación de Shepherd’s Bush. Yo los conocía, solían merodear el lugar. A un par de ellos los tenía de otras peleas. Y a los otros los vi varios años después.

¿Qué te dijeron?

Nada, Supongo que se sentirían culpables por aquello. Cuatro cabezas de tacho atacando a uno. Este fue un periodo asqueroso. La gente tenía miedo de salir. Nosotros estábamos marcados, todos conocían nuestras caras. No había demasiados punks dando vueltas. La gente pensaba punks, camperas de cuero, cadenas, pero por entonces los punks eran chicos comunes  y corrientes, con el cabello desaliñado, sobretodos y esas cosas. Más unos exhibicionistas que otra cosa."



Fuente:
Punk, la muerte joven, Juan Carlos Kreimer
England's Dreaming Tapes, Jon Savage 

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