miércoles, 19 de abril de 2017

John Cooper Clarke (Manchester, Inglaterra, 1977)

La riqueza de la escena punk de Manchester en 1977, ya no es ninguna novedad para nosotros, porque la hemos abordado a través de diversos grupos en este espacio. Pero tal riqueza no se  debía solo  a la cantidad, sino también a la diversidad de las propuestas. Así como con anterioridad hacíamos referencia a esa brecha abierta entre un punk tildado de elitista y otro más popular, entre uno exclusivo y otro más llano (aunque en ambos casos con rasgos dogmáticos), una intersección parece haberse dado a partir de la obra de quien fuese conocido durante el año 1977 como el “poeta punk”, John Cooper Clarke.
Como decimos siempre, el punk estuvo signado por diversos modos de expresión, de los cuales la música es el más conocido y difundido. Pero la poesía siempre estuvo ligada como inspiración de gran parte de las formas de comunicación del punk. En EE.UU., la figura de Patti Smith emerge como principal referencia. Con John Cooper Clarke, poesía y música punk confluyen de manera original en el contexto británico.
Nacido en Salford, Lancashire en el año 1949, Clarke tuvo desde niño un vínculo con la literatura, sin embargo abandonó el colegio a los 15 años, convirtiéndose en una especie de autodidacta. A partir de esta decisión, trabajó de diversas cosas: mecánico de autos, limpiador de ventanas, prevención de incendiós en el puerto y empleado en un laboratorio. Simultáneamente, desde principios de los 70, comenzó a incursionar en performances de poesía, acompañado de música, en el circuito folk de su ciudad natal, para pronto pasar a Manchester, donde se unió al grupo de Rick Goldstraw, The Ferrets. Casi a la par, coqueteó con realizar una suerte de carrera como comediante en clubs nocturno, algo así como lo que hoy llamamos stand-up, pero ante la escasa repercusión, desistió.
John sentía que su faceta literaria y musical era más fuertes, siendo el clima forjado durante 1977 crucial para que retome ese camino, uniendo ambas cosas. Ese año se pone en contacto con el sello mancuniano Rabid Records, manejado por Tosh Ryan y Martin Hannett, que se había interesado en publicar algunos créditos punks locales como Slaughter and The Dogs, Ed Banger  y Jilted John.
La métrica poética de John Cooper Clarke no traía consigo nada revolucionario, sin embargo, en cierto punto, lo era en aquel escenario. Su capacidad para recitar a alta velocidad, con un típico acento nasal traído desde su Salford natal, su actitud anfetamínica, nerviosa, confrontativa y humorística a la vez, a lo que se sumaba una estética con la que expresaba una bohemia que podía rastrearse en la herencia de los poetas beats de la década pasada, lo hacían encajar perfectamente en la atmósfera de emergencia punk, mucho más cuando su fondo musical coincidía con gran parte de estas características. Así, empezó a formar parte del circuito punk de Manchester, con bandas como Warsaw, The Fall o Buzzcocks.
Quienes se encargarían de hacer de soporte musical a las performances de John sería un grupo armado para la ocasión, denominado The Courious Yellows. En ella, Phil Middleton y John Scott  alternaban el rol de bajista, siendo éste último a veces también guitarrista junto a Eric McGann, y en la batería  Joe Viality. Con ellos, John (quie también aportaba lo suyo con la guitarra), entró a grabar los temas que integrarían su single debut, el cual sería producido por Martin Hannet (o Martin Zero, como se le decía), del sello Rabid Records. Hannett participaría además en la batería eléctrica. El 7” se publicó en el activo mes de octubre bajo el título de Innocentes, e incluía el tema homónimo, además de "Psycle sluts parts 1 & 2” y “Suspended Sentence”.

Lees el diario, aburrido
Página uno,  la Regata de Henley
Consume muerte, uff…
Página tres, un gran culo.
Dale una pistola cargada a un lunático
Él camina, mientras otros corren
Treinta muertos, no es divertido
Los extranjeros son mostrados como objeto de diversión.
Haz algo destructivo, amigo.

Sentate derecho, y escribile una carta a The Sun
Que diga... "Traigan de vuelta los ahorcamientos"

Ellos tomaron mi consejo, y los trajeron de nuevo
El uniforme nacional era todo negro
Había cadáveres en las avenidas y los callejones
Amontonados perfectamente en pilas altas como de seis hombres
Colgándolos de los semáforos y horcas especialmente hechas
Ellos te colgarían por no pagar tus impuestos
El fracaso de la horca justificó el hacha
Un deeely dee, un deedely dum
Parece que trajeron de vuelta la horca para todos

La novedad murió, está en el infierno
Este lugar es una celda para condenados
Se oye el sonido constante de las campanas funerarias
Aquellos que no están colgados, están colgando a otro
Los pueblos pagan, la prensa vende.
Es un feo anuncio, ese alarido sub animal.
La muerte es fea, se huele muerte.
La divertida Gran Bretaña no me preguntó
Pero ellos van a  traer de nuevo la soga para todos.




Con este debut, John Cooper Clarke se convirtió, desde la norteña escena punk de Manchester, en un caso singular. Luciendo como una especie de Bob Dylan punk, con sus zapatos de hebilla, chupines y sacos negros, y poniendo el énfasis en el modo de decir las cosas, se convirtió en una suerte de bardo para lxs punks, que añadía el elemento del recitado.  A partir de entonces su singularidad lo convirtió en un personaje clave del periodo de quiebre entre las primeras camadas punks y las nuevas. ¿Se podían poguear con la poesía? Parece que John Cooper Clarke tenía la respuesta.


Fuentes:
www.whycontrol1977.blogspot.com.ar 
www.thegreatrockbible.com
www.johncooperclarke.com

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