jueves, 2 de noviembre de 2017

Hermann Nitsch (Viena, Austria)

Siempre nos tomamos el tiempo para entender cuál fue el contexto musical y/o cultural en general, en el cual el punk desembarcó en diversos países. En algunos el shock fue mayor que en otros. Y eso en gran parte pudo haberse debido a que en su tradición contaban ya con antecedentes de corrientes, movimientos, o individualidades afines que rompieron estructuras no sólo de los estándares artísticos de su época, sino también mentales.
El punk entre 1976 y 1979 era un campo abierto para el desenvolvimiento de diversos espíritus libres, disconformes, iracundos. Combinación combustible que, según las cantidades usadas de cada parte para armar el cocktail, podía explotar en direcciones opuestas. Por eso nos cuesta entender que, especialmente en el Reino Unido, haya existido entre algunxs tempranxs punks un componente reaccionario, autoritario, con sus derivaciones, ya que vivieron el punk como un vehículo de odio indiscriminado hacia la sociedad toda, sin ninguna crítica política, ni siquiera nihilista. Por entonces, todxs eran metidxs en la misma bolsa de lxs provocadores sin futuro, lo que pronto daría lugar a versiones más críticas y conscientes del entrono en el que se forjaron.
La provocación por sí misma tiene corto alcance, en especial cuando, como en el caso del punk, es rápidamente asimilada por el mercado. En Austria, hubo ejemplos de provocadores y destructores de cánones artísticos mucho antes del punk e incluso por fuera de la cultura pop.
Es un poco caprichoso citar acá a Hermann Nitsch. Para ubicarlo en tiempo y espacio, hay que hablar del accionismo vienés, una suerte de movimiento artístico cuyos miembros no se consideraban a sí mismos ni “movimiento” ni “artistas” en el sentido convencional. Surgidos en Viena a comienzos de los 60, se trató de un grupúsculo de artistas austríacos que, en la línea de otras corrientes de la época como Fluxus o Body Art, intentaban poner en cuestión el arte mercancía y el arte estático. Lo de ellos era acción, en el sentido de intervenciones que rompan con lo esperable. Y para ello se enfocaban no sólo en los lugares donde sus performances tenían lugar (el espacio público o un acto privado no dedicado a sus acciones), sino también el objeto de esas acciones, que era lo que los hacían más inquietante y amenazante que muchas otras expresiones anti-arte tradicional conocidos durante el siglo XX.
Nitsch fue uno de ellos, junto a otros nombres como Otto Muehl (Personaje bastante turbio con su comuna de Friedrichshof) o Günter Brus. Desde fines de los 50 empleo pintura, teatro y música para escenificar lo que consideraba el centro del ritualismo pagano antiguo, para lo cual no dudaba en flagelar cuerpos o (simular) sacrificar animales. En algún punto su fascinación por la desnudez, la sangre y la provocación es el vehículo para reflejar el gusto de la sociedad por la violencia. Y la utilización de esos tabúes le ha costado en ocasiones problemas judiciales.


En lo que concierne a la música, 1977 fue un año importante en la obra de Nitsch, pero lo sería a partir de un evento que depararía mucha oscuridad en su vida. A comienzos de de ese año, su esposa Beata muere en Alemania en un accidente automovilístico, haciendo colapsar la vida de Hermann, ya que ella era no solo su compañera de vida si no también una pieza clave en la organización de sus obras.
Invitado a un festival de performance en Bologna, Italia, decide presentar este Réquiem a Beata, en la única indicación a los músicos fue que toquen sus instrumentos lo más fuerte que puedan. Después, que hagan lo que quieran.
No hay dudas que por cercanía (se trata de un país del centro de Europa), ya en 1977 llegaban noticias de las movidas musicales y culturales generadas alrededor de lo que llamaban punk en Inglaterra. Pero ¿cómo surgieron las primeras muestras locales en tal sentido?
Como en los otros países que venimos repasando, es interesante empezar ese camino, a veces rápidamente trunco, con aquellos que fueron abonando el terreno desde la década previa, con propuestas que buscaban transgredir, mínimamente, el controlado panorama musical local. Fueron algunos grupos o artistas nacidos en los 60, ya sea dentro del impulso del rock beat o garaje o de la música experimental, los que se atrevieron a salirse de la norma y sintieron que con el punk había llegado el momento de darse a conocer o que ahora se vería de otro modo su aporte de larga data.
A la par, en un ambiguo equilibrio entre anti arte y arte oficial, personajes como Nitsch venía generando repulsión a su modo desde varios años antes.


Fuentes:
https://www.vice.com/en_us/article/mv9v88/hermann-nitsch-595-v17n11
http://www.soundohm.com/product/requiem-fr-meine-frau-beate-musik-der-56-aktion/pid/6875/

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