sábado, 28 de mayo de 2016

White Boy

A lo largo de los últimos 40 años, podríamos decir que se ha delineado, de maneras mas o menos concretas, algún tipo de contorno que permitiría salir del paso ante el interrogante de que "¿Qué es el punk?". Es probable, sin que esto implique un reproche, que sea una salida cómoda aferrarse a esas generalidades sobre el punk para "definirlo". Pero dejar de lado sus controversias, sus tensiones, los contrapuntos que encierra el fenómeno y que difícilmente se resuman a una respuesta simple, nos priven de descubrir una serie de situaciones que aunque nos parezcan particulares o asiladas, edfiican su complejidad. En ese marco, White Boy podría ser una banda más. De hecho lo fue, con una trayectoria si mayores proyecciones que las que tuvieron en su área de influencia, Washington D.C.
Allí, a principios del año 77 se sabía algo de Jeff Dahl, los Afrika Korps, y particularmente de los Slickee Boys, pero no había en la capital del país algo similar a una "escena".Todo lo que uno podía encontrar de original en ellos, los convertían en merecedores de la categoría de "punks".
James A. Kowalski eran en esos días un ejecutivo de 37 años de edad y escasa cabellera en la empresa gráfica Holladay Tyle. Sin embargo, en esa tradición de "Mr. Hydes" que había creado el rock and roll -Como lo fue a comienzos de los 60 Bunker Hill-, se propuso demostrar que tener más de 30 y ser rockero no significaba necesariamente ser una parodia decadente sin nada que proponer. Entonces armó, junto a su hijo adolescente Glenn, el grupo White Boy. A partir de ese momento adoptaron los pseudónimos de Mr. Ott y Jack Whipp, respectivamente.
Glenn, o "Jack", cuenta los comienzos así:
"Me sentaba con mi guitarra y mi caja de ritmos, con las que me ponía a escribir canciones, las cuales grababa a un reproductor de casetes que permitiría ser pasado a otro casette simultáneamente. Los usé como una multi-pista sin demasiado sentido y generaron un montón de buen material. Mi papá (Mr. Ott) hizo algunas voces en algunas de esas canciones. él viajó a New York por negocios y fue testigo de la temprana escena punk de allí: Pere Ubu, The Cramps, Suicide. Ni siquiera era conocido como 'punk' aquello. Era apenas una escena musical local. Cada banda tenía tal vez editado al menos un vinilo de 45rpm. Al poco tiempo fui a New York con él y logramos conocer y hacernos amigos de esas tres bandas. Apenas tenía la edad suficiente (y tal vez ni siquiera) para entrar en los clubes. Inspirados por las bandas que vimos allí, decidimos tomar un par de canciones de nuestras grabaciones caseras y entrar en un estudio para volver a registrarlas. Fuimos a Soundbox en Arlington e impresionamos al ingeniero. Contratamos a un baterista (un amigo mío de una banda anterior), yo fui a las guitarras, y  cada uno cantó un corte, y Mr. Ott ¡CANTÓ el bajo a través de un amplificador! Tras el éxito de 'I Could Puke', fuimos presionados (en el buen sentido) por algunos fans para armar una banda y tocar en vivo juntos. Los Slickee Boys fueron de gran ayuda, nos dieron un empujón para nuestro primer concierto con ellos en el 77."
Publicaron un par de singles de manera independiente, lo que acarreaba un trabajo grande, ya que no se ajustaban a la gimnasia de las nacientes bandas punk, que estaban casi toda la semana haciendo fanzines o escribiendo a Bomp! Records, para que publiquen sus demos. Los primeros rechazos de discográficas importantes, les indicó el camino a seguir. 
Uno de los métodos más efectivos que Jack encontró para distribuir su 7" debut, Sagittarius Bumper Sticker (que además del tema que daba nombre a la placa, incluía "I Could Puke" y "Disco Elephant"), fue dárselo a su hermano menor Gary, quien vendió una gran cantidad de ellos en el Wilson High School, donde uno de sus compañeros de clase que lo adquirió era un tal Ian McKaye. Tiempo después, el futuro cantane de Minor Threat diría que fue "el primer disco punk que compró por su cuenta".
Su sonido era caótico y con los años fueron añadiéndole otras particularidades.Ellos fueron los únicos integrantes estables de la banda. Cuando empezarona a tocar más seguido en vivo, era bastante cansador salir a buscar músicos constantemente. Lo hacían a través de avisos el periódico Unicorn Times. Muchos, cuenta Jack, se acercaban sin saber exactamente de que se trataba. Llegaban pensando que se traban de algún proyecto de música disco o country. Pero no. Quedaban tan sorprendidos como el público de ver a un pelilargo adolescente y a su padre vestido de "ejecutivo de empresa" (Traje y en ocasiones pelucas). Pero pronto lo entendían y se divertían. Los miembros más estables aparecieron en los últimos años de White Boy, hacia 1983, pero pronto emigraron también a otros conjuntos de punk rock.
En aquel momento, Jack Whipp estaba pensando más en su futuro universitario y su padre se había aburrido de la música, por lo que disolvieran el grupo.



Hasta allí resulta un intento de biografía de una más de las tantas bandas que asomaron la cabeza en aquel significativo año 1977 para el amplio territorio del "punk rock". Pero las cosas se tornan terroríficas cuando queremos saber de Mr. Ott en los años siguientes a la separación, especialmente en la década del 90. Un Mr. Hyde, pero ahora aunténticamente monstruoso. Sin entrar en demasiados detalles, al día de hoy con, 74 años de edad, el singular frontman de los White Boy cumple una condena por formar parte de una red de pedofilia que actuaba en la zona de Washington D.C. Es muy probable que cuando se encontraba al frente del grupo, junto a su propio hijo, James Kowalski ya se haya visto involucrado en otras situaciones de abuso de menores. ¿Por qué entonces dedicarle tanto espacio a un grupo en el que participaba un abusador? Está claro que no es esto lo que nos impulsa a contar la historia de los White Boy y la paradójica trayectoria de su cantante. Aunque de cierta manera, nos resulta una muestra, en principio aislado, de que la pertenencia (buscada o no) a la expresión punk no implica per se liberarse del ejercicio de relaciones de dominación, cualquiera sean éstas. Podríamos adjudicar esto a que en los comienzos, lo "punk" era un terreno pantanoso en el que sólo importaba "provocar e incomodar a la sociedad", independientemente de a qué elementos de la misma se apunte.
En su momento, cuando hablamos de la escena glam rock en el Reino Unido, decidimos ignorar la obra de un personaje muy importante para la misma, como lo fue Gary Glitter. Éste músico célebre en los 70, recuperó notoriedad a partir de 1997, cuando se le inciaron una serie de procesos por corrupción de menores en su país y en Asia, que culminaron con una nueva condena el año pasado. Pudimos seguir el mismo camino con el jamaiquino Laurel Aitken o con el DJ John Peel. Pero entendimos que mencionarlos no implicaba hacer una apología a las conductas abusivas de estos personajes o renunciar a cierta ética centrada principlamente en nuestro desprecio a las explotaciones y dominaciones en todas sus formas, la cual, de cierta manera, hemos intentado cultivar gracias al punk. Siguiendo esta línea ¿Quitamos las guitarras de los temas de Ramones por la explícita afiliación de Johnny al Partido Republicano y sus alabanzas al asesino Geroge W. Bush? Nos resultaría difícil y estaríamos inventando un relato histórico a nuestra medida, cosa que no buscamos. Por eso, llegado el momento, hablaremos de Skrewdriver cuando decían ser simples street punks y aún no se embanderaban explícitamente con esvásticas (Y no en joda como Sid Vicious, Siouxsie o Stiv Bators) y proclamas xenófobas o de los Anti-Nowhere League, años antes de despacharse con canciones homofóbicas. Son múltiples las fisuras a través de las cuales se filtran manifestaciones de odio  en esa misma expresión que ha contribuido a luchas anti autoritarias en todas sus formas. Esa panorámica no monolítica del punk, es la que nos interesa y la que, a la vez, enriquece la mirada sobre el desenvolvimiento histórico de un fenómenos que deambula entre el "movimiento" y una conjunción de explosiones individualistas.
La historia de Kowalski nos pareció menos difundida que otras, y la conocimos luego de descubrir al grupo. Parece increíble que una casi ignota banda para nosotrxs, como los White Boy, haya disparado estas elucubraciones, válidas para desandar el camino de esta autopsia desautorizada de los ruidos punk. Camino y sonidos hechos por personas, que aunque se reivindiquen punks, anarquistas, horizontales, nihilistas, rarxs, vanguardistas o rockerxs, no están excentas de ejercicios abusivos del poder o de disfrazar su odio de rebeldía.

Fuentes:
www.30underdc.com
www.brightestyoungthings.com
www.ididitforjodie.com


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