En los
alrededores de New York también pasaban cosas. Cosas que reafirmaban que la
idea de minimalismo desarrollada por algunos grupos no era solo una moda salida
de una Escuela de Arte. Era en su gran mayoría la mejor forma de no perder el
tiempo para expresarse. No perder tiempo en perfeccionamientos que solo serían
aprobados por eruditxs. La música estaba atestada de eruditxs, de autoridades.
La simpleza, tocar sin supervisorxs que acepten o aplaudan, les abrió el terreno
a muchxs chicxs que no podían esperar para expresarse.
Tocar
una
batería incompleta, una guitarra desafinada, cantar canciones de
(des)amor o sobre
monstruos gigantes que atacaban ciudades, implicaría un perfecto
ejemplo de esa búsqueda por despojarse de mandamientos normalizadores
dentro del rock de la época.
Algo
de esto
podría ilustrar los primeros días de un grupo verdaderamente
alternativo, con sus raíces en Detroit pero que se desarrolló en
Unionstown, Maryland por iniciativa de los hermanos los hermanos Jad
y David Fair.
Ellos fueron
durante aproximadamente tres años, la base y formación estable de Half
Japanese. La dificultad de saber si los llamamos, duo o banda, si calificamos
su música como tal o como un conglomerado de sonidos caóticos, si se trata de
noise, punk o de nada, es una clara muestra que Half Japanese irrumpió como uno
de los proyectos amateur con más llegada en mucho tiempo. Como ocurrió con
otros casos como el de las hermanas en The Shaggs, seguramente el alcance de lo
que los hermanos Fair hacían tomó mayor relevancia un par de décadas después,
en especial a partir del declarado fanatismo que manifestó por ellos Kurt
Cobain, cantante y guitarrista de Nirvana, fallecido en 1994. Precisamente, al
momento de su suicidio, Cobain llevaba puesta una remera de los Half Japanese, a los
que había elegido como teloneros para una gira de su último disco In Utero.
Más allá de
los datos escabrosos y de los fanatismos tardíos que involucran a Half
Japanese, es interesante ver como desde la absoluta independencia y
autogestión, estos hacedores de sonidos, podían generar gestos de desaprobación
entre lxs soberbixs paladines de la música elaborada y así y todo editar un
single, como ocurrió en agosto de 1977.
Si bien para
ese entonces, estos jóvenes estaban asentados en Maryland por las continuas
mudanzas de su familia, su costumbre de grabar experimentos sonoros matizados
con letras de amor o de monstruos de películas clase B, venía desde su anterior
residencia en Michigan. Gran parte de esas grabaciones caseras fueron a para a
Calling all girls, su primer 7”.
Crudeza,
sonidos básicos, impericia, como quieran llamarlo. Half Japanese fueron uno de
los mejores exponentes de un momento clave de la cultura y de la contracultura,
que venía preparándose desde varios años antes.
A partir de
1980, Half Japanese cambiará su alineación pero aún falta para enfocarnos en
ello. Por ahora escuchemos algunos de sus ruidos made in 1977. Algunos de los
cuales llegaron en formato casette a Aberdden, Washington, del otro lado del mapa estadounidense, a oídos de un tal Kurt Cobain.
Fuente:
wwww.allmusic.com
www.thequietus.com/articles/12316-half-japanese-jad-fair-interview
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