sábado, 30 de abril de 2016

Gary Wilson

Incluso dentro de un circuito que se presentaba a sí mismo como alternativo del mainstream neoyorquino, uno podía encontrar expresiones perifericas no solo en cunato a cartel, sino también en lo que concierne en lo sonoro. Lo alternativo de lo alternativo, vendría a ser. Y allí aparecen palabras que siempre surgen junto con la avidez de explicarlo todo: "Experimental", "vanguardia", "culto". Esta última etiqueta es la que más ha acompañado a Gary Wilson a lo largo de su discontinua trayectoria.
La New York de fines de los 70 fue caldo de cultivo, también, de radicalizados perfomers (dentro de los que podríamos situar actores/actrices, músicxs, artistas plásticos, etc.) que ya se sentían aburridxs de las repetidas fórmulas del rock nostálgico de la mayoría de los conjuntos de la new wave de la ciudad. La vereda opuesta a Ramones y The Cramps, por reflejarlo de una manera generalizada.
La respuesta de estos inconformes fue variada y no monolítica, aunque apenas podrían escapar a nuevos rótulos como el de No Wave, que aún era un lejano rumor en los primeros días de 1977. En su espíritu estaba, creo yo, algo de lo que encendió la chispa del punk pocos meses antes. Vengan enarbolando sonidos retro o con una mirada en el futuro. En todos ellos había algo de acabar con lo establecido, como catarían años después por estos pagos Los Violadores. Pero pronto, gran parte de aquello que aglutinaron bajo el título de punk se acomodó a ciertos intereses ajenos, como era de prever.
Endicott es una barriada, ubicada en el condado de Broome, Estado de New York. Allí nació Gary Wilson en octubre de 1953. Desde temprana edad ejecutor de instrumentos como el piano, la guitarra y el cello, dos eventos marcaron su relación directa con la música: El primero de ello se dio en 1965 cuando presenció un concierto de The Beatles en el Shea Stadium. A partir de entonces vio proliferar bandas de garaje en cada cuadra de su barrio. Y el integró la propia, llamada Lourde Fuzz. Siendo apenas unos purretes publicaron un single y telonearon a la banda de Bubblegum garage rock 1910 Fruitgum Company. Estas pequeñas anécdotas justifican el haber repasado en su momento todas estas etapas que parecían tan alejadas de cualquier atisbo de punk o similar cuestión. Pero Gary tenía otras inquietudes sonoras, en boga por aquellos años, que se relacionaban más con lo experimental. En ese terreno, el nombre del ya veterano John Cage destacaba. Y con él nos topamos en el segundo evento que marco la obra de Gary Wilson. Cage era por entonces muchas cosas, pero es en su lado vinculado a los sonidos (Queda corto hasta hablar de música) dónde la mayoría suele encerrar su legado. En ese sentido, podría resumirse sus aportes en torno a lo que se denominó música aleatoria (no siguiendo reglas preestablecidas de composición), lo que a su vez incluía el uso de instrumentos no convencionales, así como también en el campo de la música electrónica. Pero esto es sólo un pequeñísimo recorte para entender de quien hablamos.
Su número de teléfono figuraba en la guía de New York, así que le tomó poco esfuerzo a Gary Wilson encontrarlo y llamarlo. Lejos de cualquier actitud evasiva, Cage aceptó reunirse con el chico de 14 años. Algo de sus inquietudes interesaron a Cage y lo recibió durante tres días. Entre algunos de los conceptos que el multifacético Cage manifestó en ese tiempo, Gary recordaría algunos como por ejemplo: “Tranquilo Gary, yo empecé a ganar dinero con esto recién a los 50 años”, “¿Has seguido tu propio camino Gary? ¿Sabés a lo que me refiero?” Y sobre todo “Si no irritas a la gente, no estás haciendo bien tu trabajo”?.



Pasaron varios años de aquellas reuniones con John Cage, Gary atravesó por diversas aventuras dentro de la música y a partir de 1974 decidió reunir a viejos amigos de su pueblo para grabar algo que posiblemente se incluya en un disco. Y así fue que publica dos álbumes: El primero en el 74 como Gary Wilson Trío, titulado Another Galaxy (Algo más bien en la línea space rock), y luego un single solista llamado Dreams.
Pero en 1976  graba algunas canciones en los Bearsville Studios de Woodstock, New York, con intenciones de publicar su trabajo definitivo. A ellas agregó otras canciones registradas de manera mucha más rústica y casera en el sótano de la casa de sus padres, con una porta estudio de cuatro canales de cinta a cinta. Algunas piezas era obra pura y exclusivamente de él y otras las grabó con la banda llamada The Blind Dates. Estos registros se materializaron luego en lo que se convertiría en una verdadera pieza de culto. El LP llamado You really think you know me, autoeditado por el propio sello Motel Records. En el podemos encontrar desde collages sonoros, noise, industrial y ejemplo de proto synth pop. Este disco le permitió entrar en contacto con, por ejemplo, miembros de The Residents y Devo.
Pero el lado más “punk”, por decirlo de alguna manera, lo mostraba Gary sobre el escenario. Algo de aquello que Cage le había dicho que no olvide: Entraba vestido con celofán, papel metalizado, atado con cintas adhesivas, bolsas de residuos, arrojaba sangre falsa, harina o leche sobre la ocasional audiencia. La locura llegaba a tal punto que muchas veces los dueños de los locales en los que se presentaba le cortaban el sonido para terminar rotundamente el show.
Los años siguientes lo encontraron a Gary mudándose a la costa oeste y editando tres singles en tres años, para luego hundirse en un silencio que culminaría en los años 90 a partir de cierta referencia que hizo de Gary y su obra el músico Beck. A partir de entonces Gary Wilson fue redescubierto por mucha gente y regresó a los escenarios.


Fuente: http://www.factmag.com/2013/06/19/being-gary-wilson-the-cult-singer-songwriter-discusses-beck-john-cage-and-a-bright-blue-baby-duck/

No hay comentarios:

Publicar un comentario